sábado, 25 de agosto de 2012

Quien ciegamente cree, ciegamente fracasa.

En este mundo parlanchín, donde el más mínimo susurro es veloz y estruendosa saeta, y cada oreja humana blanco fácil del incesante borbandeo sonoro, requerimos hoy más que nunca, usar el filtro de la cautela y la sensatez. Sólo así, impediremos llenarnos con el fructífero cargamento de farsas e idioteses con que somos constantemente agredidos. Dejaremos ingresar tan sólo, el grano fino de la palabra sincera y constructiva, sin esperar por ello, ninguna garantía de verdad absoluta e irrebatible. El esfuerzo a realizar es titánico, el mounstro de la falsedad con sus mil caretas, es hábil persuadiendo incautados.
Aprendamos a expulgar la verdad entre el barullo ensordesedor de cuanto se habla y escribe.
La duda es el principio de la sabiduría. Quien todo lo cree, se vuelve depositario de las falsedades de otros.
Que no te deslumbre la pulcritud y suntuosidad de los trajes ni el melifluo discurrir de las palabras. Transitan entre nosotros: cadáveres andantes hablando de pureza, jueces de honorables portes repartiendo injusticia, "curas" que contagian pestes, criminales con uniforme policial, pastores con apetito lobuno.

Ante las embestidas de tanta falsedad, la duda como principio y el discernimiento como fin, son nuestro mejor escudo. Busquemos a Dios, no en templos de mármol y oro, él reside en la profundidad de nuestro ser. Ni gritos públicos ni amplificadores de sonido, ni el desgarro de vestiduras ni golpes de pecho son precisos para llamar su atención. Él aprecia sobre todo, el humilde incienso de la oración silente y profunda. No pretendas con dádivas o diezmos comprarte una parcela de cielo, en el reino de la verdadera espiritualidad, no hay cabida para el mercantilismo. Las únicas ofrendas valederas ante los ojos de Dios, son aquellas que reciben las manos de los más necesitados: nuestros hermanos de carne y hueso.

lunes, 13 de agosto de 2012

;Ciudades Modelos;: un oscuro y recurrente cuento hondureño.

Habituado a navegar en tormentosas aguas, confiando en su destreza de caza oportunidades, llegó a Tegucigalpa en plan de negocios, Paul Romer, un reconocido apóstol del neo colonialismo. El recién instalado gobierno pos golpista de Pepe Lobo, luchaba a brazo partido enfrentando por un lado, los justos reclamos e incesantes marchas reinvindicativas que coordinaba la resistencia interna; al mismo tiempo que más allá de las fronteras, procuraba el reconocimiento que otros gobiernos y organismos internacionales se negaban a otorgarle, cuestionando su legitimidad, y reteniendo por el mismo motivo, valiosos apoyos financieros y técnicos previamente convenidos con Honduras. Conociendo al detalle los flujos y reflujos que azotaban al débil gobierno hondureño, hizo su aparición el consultor de marras ofreciéndole una tabla de salvación. Bien sabe éste, que ante la amenaza de perecer ahogada, toda víctima se aferra instintivamente al primer objeto o persona que logra contactar, aunque se trate de una piedra con la que acabará hundiéndose en las más profundas Honduras. Sacó pues de un negro cartapacio, su apetecibles carnada, grasienta y olorosa la exhibió ante los funcionarios gubernamentales y sus infaltables aliados: los peces gordos del empresariado local. En un santiamen -para eso existen los capelllanes asalariados-, los grandes peces se dejaron caer seducidos en la gravosa e importada RED (Regiones Especiales de Desarrollo). Los fachendosos dirigentes gubernamentales fueron dirigidos manzamente por el verdadero pescador, hasta lograr la vertiginosa aprobación - sin agregar más que sello y firma-, del proyecto de ley hecho carnada. El paso subsiguiente sería publicitar la genial creación made in USA, y pegarle un grito - siempre en inglés-, a los grandes inversionistas del mundo: Honduras it's open for Business, dijeron los medios-medios de divulgación y los más voraces capitalistas se dieron cita para conocer y calcular el tamaño de la pitanza a que estaban convidados. Conocidos los detalles, no escatimaron elogios a tan "loable" iniciativa y no dudaron en augurar una milagrosa lluvia de peces verdes sobre esta tierra prometida. ¿Qué de novedosa y creativa contiene la fastuosa propuesta que a uñas y dientes defiende el gobierno y el empresariado hondureño? Nada. Nada de nada y también, nada del verbo nadar, de nadar contra los intereses patrios y con todo el viento a favor de los beneficios personales de unos cuantos vende patria. Trátase púes, de una vieja y sucia artimaña practicada a lo largo y ancho del mundo. Sobran ejemplos para citar: Taiwán, Panamá, Puerto Rico, Cuba, Belice, etc. etc. Para los alcances de este comentario, citaremos unos cuantos antecedente histórico acaesidos en nuestra Hibueras, conocida hoy como Honduras. Posterior a su independencia de España, el más antigüo y parecido ensayo neocolonizador, se dio en Honduras el diez de abril de 1867, cuando arribaron a Omoa, procedentes de New Orleans, unos sesenta estadounidenses, comandados por el Mayor Abednego Greene Malcolm. Éste militar, junto a otros colegas que lo acompañaban, había participado en 1846, en la invasión a México, se involucró en la guerra contra indígenas en Texas y participó defendiendo los intereses de los sureños que por preservar la esclavitud, entraron en guerra contra los abolicionistas del norte que dirigía Abraham Lincoln. Concluída la guerra de secesión a favor de los unionistas, ciertos confederados, no quisieron someterse a la nueva realidad, y decidieron emigrar al extranjero. Unos viajaron a México, otros a Belice, Brasil y también a Honduras. En mayo tres, casi a un mes de su arribo a Omoa., el Mayor Abednego entrega por escrito en Comayagüa, al gobierno de José Santos Medina, un largo pliego de peticiones, el que guarda un asombroso parecido con las establecidas para las "City Charter" de Paul Romer. Más admirable aún resulta que los gobernantes de turno, respondieron en aquel entonces, igual que los de ahora, con la misma ceguera y carencia de patriotismo. Las principales peticiones hechas a Medina se resumen en otorgarle a los extranjeros solicitantes, conseciones y privilegios que ni en sueños se permitiría gozar pacíficamente a los connacionales, a quienes por el contrario, por exigir sus derechos constitucionales, se les persigue hasta la muerte, tal como acontece actualmente en el Bajo Aguan, zona en que después del golpe de estado ejecutado contra el gobierno de Manuel Zelaya, han sido asesinados cerca de cien campesinos, y por el clima social imperante, la cifra parece estar aún en puntos suspensivos.

Los ex confederados, es decir, los "espaldas mojadas" llegados del norte, solicitaron ante Medina , entre otras cosas las siguientes: 1. Permiso para colonizar y explotar las tierras ubicadas al sur de San Pedro Sula, según se indicaba en mapa adjunto. 2. Autorización para navegar exclusivamente por las riveras de los ríos Chamelecón, Ulúa y otros ríos tributarios. 3. Libre uso del puerto Caballos (Cortés) durante tres años a beneficio de su colonia. 4. Derecho a construir carreteras en terrenos públicos o privados. 5. Exención de impuestos por dos años. 6. Permiso para importar sierras, carruajes y todo equipo necesario para la explotación de su colonia. 7. Permiso para destilar licor en sus granjas. 8. Derecho a construir acueductos y a desviar aguas en lugares adyacentes a la colonia. 9. Privilegios para establecer manufacturas de madera y algodón por diez años. Para remachar el pliego de privilegios requerían autorización para organizar de manera separada su colonia de la ciudad de San Pedro Sula, regida por su propia ley de municipalidad, y gobernada por autoridades que ellos mismos elegirían. Y para honrar el nombre del "sabio benefactor" la colonia se llamaría "Ciudad Medina". El Congreso de la República y el presidente Medina, sin objetamiento alguno, aprobaron todas las consesiones solicitadas, dejando en la historia hondureña, el precedente más antiguo de lo que actualmente suelen nombrar como "Ciudades Modelos". Tanta similitud entre la "Ciudad Medina" y las pretendidas "Ciudades Modelos," hace previsible que más de alguno se vea tentado a plantearse una mística pregunta: ¿Será acaso real la supuesta ley de retornó y recurrencia que mencionan algunas religiones orientales? , ¿ Cabría la posibilidad que tengamos por ello viviendo de nuevo entre nosotros al alma de Medinón bajo una piel de Lobo? Demos por descartadas estas metafísicas probabilidades. Asumamos como simple explicación, la natural identidad de carácteres que poseemos los humanos de ayer y hoy. La ambición desmedida de unos, la corrupción y los corruptores, la deslealtad patriótica y todos los vicios habidos y por haber, siguen tan enraizados en la presente generación, como lo estaba siglos atrás. Afortunadamente para la traicionada patria de Morazán, no faltará también, la voz de la rebeldía dispuesta siempre a apedrear a verdades a los desnaturalizados mercaderes de la patria.

La loca regalía del territorio nacional continuó siendo una afrentosa práctica hasta muy entrado el siglo XX. Se fomentó la inmigración europea y norteamericana con la descabellada idea de impulsar por este medio el desarrollo civilizado del país, porque bajo la miope mirada de gobernantes y oligarcas, la población autóctona y mestiza era indolente y de linaje inferior. Se impulsó entonces la inmigración blanca, concediéndole a cada familia que ingresaba, cinco acres de tierra legalmente titulada. Por este mismo tiempo (1880), se reimpulsó la explotación minera permitiéndole a las compañías norteamericanas: New York Mining Company y a la Honduras Rosario Mining Company, operar sin restricciones de ningún tipo y libres de pago impuestos. Las ganancias obtenidas por estas empresas eran tan exhorbitantes que, provocaron la llegada de otras compañías de igual rubro, convirtiendo a las exportaciones de oro y plata en el principal renglón de exportación de Honduras. Como si se tratase de una competencia a quién pudiera regalar más territorio nacional, cada nuevo gobierno continuó desmigajando más y más el terruño patrio.
Las arriba indicadas concesiones y prerrogativas, pasaron a ser meras fruslerías comparadas con las miles y miles de hectáreas que irresponsablemente pasaron a manos de pequeñas y grandes compañías bananeras extranjeras. En 1899, El Presidente Terencio Sierra, buen amigo de la Vaccaro Brothers de New Orleans, le permitió a ésta adjudicarse 250 hectáreas por cada kilómetro de línea férrea que construía en los predios que le fueron asignados. La Tela Rail Road Company, se comprometió a construir otros 12 kilómetros de línea férrea a cambio de 600 hectáreas de fértil tierra. La Trujillo Rail Road Company, se adueño de nada menos que 10,000 hectáreas por 20 kilómetros de línea férrea. A la par de esta deleznable conducta sibarita, se presentó una constante inestabilidad política estimulada y financiada tras bambalinas por las cada vez más poderosas y diversificadas compañías extranjeras. Muestra de esta alianza vergonzosa de empresarios extranjeros y políticos criollos se presentó en 1911. Sam Zamurray, judío de origen ruso y nacionalizado estadounidense, se encontraba en serios aprietos financieros después de haber adquirido a precio de pirracha (banano u otra fruta de pésima calidad) las cinco mil hectáreas que poseía la Cuyamel Fruit C. Zamurray adeudaba mucho dinero a bancos norteamericanos. El siniestro personaje concibió entonces un plan para cargarle a Honduras sus problemas financieros. Viajó púes a New Orleans para entrevistarse con el derrocado y exiliado presidente Manuel Bonilla, a quién persuadió y embaucó para materializar su malvado plan. Logrado lo anterior, hizo lo mismo con un soldado aventurero llamado Lee Chrismas y otro pistolero profesional apodado Guy Ametralladora Molony. En enero de 1911, los cuatro personajes junto a un grupo de mercenarios, zarpan de Hornet rumbo a Honduras. Armados con una ametralladora pesada, una caja de rifles de repetición y 1500 kilos de municiones. El 1 de febrero del mismo año, después de anular a cuantos se interpusieron en su camino, Bonilla fue investido de nuevo como jefe de estado. Agradecido por el favor recibido, otorgó a la Cuyamel Fruit Company, la jugosa consesión de 10,000 hectáreas para el cultivo de banano por un período de 99 años. Convirtió además, a Lee Chrismas, en su hombre de confianza a quién encomendó su guardia personal. Tanto poder y protección llegó a ostentar este aventurero, que en 1903, comandó un grupo armado y penetró al edificio del Congreso Nacional, y después de propinar golpes al diputado Policarpo Bonilla y a otros ocho diputados opositores de su amigo -el presidente-, los arrestó sin ningún protocolo o ceremonia, los condujo a la penitenciería en donde fueron engrillados y encadenados. Sam Zamurray entre tanto, tranformó a la Cuyamel, en su reino personal, la segunda "Ciudad Modelo" de nuestra dolorosa historia patria.
El Cónsul de los Estados Unidos de Norte América en Puerto Cortés, el año 1916 refiriéndose sobre este tema expresaba: "El territorio controlado por la Cuyamel es un estado en si mismo. Alberga a sus empleados, cultiva plantaciones, opera ferrocarriles y facilidades terminales, líneas de vapores, sistemas de agua, plantas eléctricas, comisariatos, clubes"

Aunque quede acá apenas planteado, la penetración capitalista y su perversa ingerencia en la política nacional, ha sido posible, sin lugar a dudas, por la inmoral confabulación de políticos nacionales y el reiterado intervencionismo militar de Estados Unidos de Norte América. En respaldo de esto, vale citar unas líneas escritas por el General Smedley Butler, quién después de 33 años de servicio en el Cuerpo de Marines, escribiera su famoso libro: La Guerra es un Latrocinio. En donde detalla su amargura y decepción por haber puesto lo mejor de su vida al servicio de los más insaciables empresarios de su país, invadiendo para ello, muchas naciones alrededor del mundo: "En 1923 enderecé los asuntos en Honduras en interés de las compañías fruteras norteamericanas.". Más adelante continúa diciendo: " Fui premiado con honores, medallas y ascensos. Pero cuando miro hacia atrás considero que pude haber dado a Al Capone algunas sugerencias. Él, como gangster, operó en tres distritos de una ciudad. Yo, como marine, operé en tres continentes." En 1933, en una alocución pública, Butler expresó entre otras cosas: "Yo creo en la adecuada defensa de nuestras fronteras. Si una nación viene hasta acá a pelear, entonces pelearemos. El problema con América es que cuando el dólar gana un 6%, acá se llenan de inquietud y van al extranjero a tomar el 100%. Entonces, la bandera sigue al dólar y los soldados siguen la bandera."

Con esto y tantos otros vergonzosos antecedentes de desamor patrio y complaciente tolerancia con las humillantes violaciones de la soberanía nacional; pregunto yo, un simple ciudadano celoso por cada pulgada de mi amada patria: ¿Con qué cara pueden los gobernantes de turno, empecinarse en seguir desintegrando la pequeña y pobre Honduras? Hasta los menos legos comprendemos la flagrante violación constitucional que implica aprobar y poner en práctica esta injusta ley. Tan injusta, perniciosa y antipatriotica qué serviría tan sólo para cercenarle al país sus mejores y escasas tierras para entregárselas a los poderosos de afuera y de adentro. El resto de la población, mientras tanto, seguiría condenada a su inveterado marginamiento, peleándose entre si los cascajos sobrantes.

Mientras las naciones más previsoras se preparan para una inminente escasez mundial de recursos naturales, mientras los poderosos poseen planes de largo plazo para proteger los recursos que ya poseen, en Honduras hay un gobierno que saltándose los diques legales e ignorando los más racionales reclamos del pueblo, se obstina en entregar las parcelas más valiosas del país. Y todo a cambio de nada. Nada de nada. Y nada de nadar contra los intereses patrios y a favor del apestoso viento de la codicia desmedida de unos cuántos vende patria .

domingo, 8 de julio de 2012

La Mariposa Cautiva

Hace un par de semanas recibí de Katy -una de mis tantas sobrinas-, una hermosa postal. De inmediato procuré compartirla con todos mis e-amigos, pero mí escasa destreza de cibernauta y la poca colaboración de mí celular, frustraron el intento. No me quedó más opción entonces, que agregar un pequeño comentario, predestinado como tantos otros, a morir en el anonimato, atropellado por el inconmensurable tráfico de caracteres, imágenes y sonidos de esta portentosa pista informática. En mis adentros, sin embargo, la imagen conserva intacto su esplendor y colorido. No soy el mejor procurando describir mis experiencias, pero no puedo continuar callando la gratitud que siento por ese artista que dedicó parte de su vida elaborando y compartiendo la bella metáfora hecha postal. Confiando más en que cada uno de ustedes sabrá recrear en su mente, con materiales propios la valiosa obra, paso a darles una vaga idea de la misma. Trátase pues, de una hermosa y multicolor mariposa revoloteando en círculos sobre un pesado bloque al que alguien la ató con fino y transparente hilo. Tan simple y lacónico fui en mí descripción, que me invade un grado de culpa por haberme excedido en el prólogo y tener aún la osadía de seguir hablándoles del mismo tema. No se si habrá algún valiente que venciendo el tedio, persista hasta el final. Si lo hay, le ruego se digne agradecer, no a quién les escribe, sino, al autor de la bella estampa. Por mí parte, asumo el compromiso de rescatar del olvido esta imagen y hacerla volar libre de impedimento hasta cada uno de ustedes. Finalmente, para concluir con su tedio y mi sentido de culpa, vale la pena un pequeño sacrificio adicional. Imagínense por un momento -yo lo hice durante estas dos semanas previas-, ocupando el lugar de esa pobre mariposa. Cuántos serían en ese caso, los hilos invisibles que limitan el radio de nuestros vuelos?, cuan grande es el peso de las cargas a que estamos condenados?, quién o quienes son los tejedores de nuestras redes?, y -por fin el final!!-, que estamos haciendo para liberarnos de las poderosas ataduras que nos impiden conquistar la plenitud del horizonte?

miércoles, 4 de julio de 2012

Tu nombre verdadero

Bella, no te acusaré de incrédulla si acabas poniendo en duda lo que hoy sin premeditación resulté diciéndote. No, no es mí intención persuadirte sobre una verdad que ya conoces y llevas contigo a todo lugar y en todo momento. No hace falta entonces ningún esfuerzo extraordinario de mi parte. Basta dejar a lo natural seguir su curso. Soy así, natural y espontáneo, jugando a ser río y barco a la vez,  disfruto navegar en mi propio cause; dibujando a veces breves y apacibles espejos para hacercarle el cielo a los que no acostumbran mirar hacia lo alto. Sabrás, sin embargo,  que ese susurro de paz y armonía, fue antes y será después, furia desatada. Hay de aquel que navegue contra las envestidas de la naturaleza. Todos somos así, querida amiga, contrastante y caprichosa realidad. Somos la medida de todas las cosas, afirmaba por ello un gran sabio. Llevamos en nosotros, alturas y abismos, incendios y lagos, estrellas y montañas, hojarascas y frutos, oscuridad y amaneceres ....todo, todo cabe dentro de lo que somos, basta quererlo soñar y sentir.

Para no contrariar el impulso natural que me dicta seguir escribiendo, quiero insistir en recordarte que no es mi intento persuadirte, tienes el derecho y el deber de cuestionar y dudar. La duda es el principio de la sabiduría, quién todo lo cree todo lo ignora. Se cauta, no asumas por verdad cuanto te digan. Se cauta hasta conmigo mismo, abunda a flor de piel tanta mentira. Con esta salvedad, paso a contarte lo que me propuse: hace unos instantes, traté de escribirte algo que desafortunadamente he olvidado -quizá por irrelevante-. Con el descuido y la prisa que solemos usar estos aparatos modernos, tomé mi teléfono -dizque inteligente, mérito que pongo en duda desde que escuché nombrar de igual modo a las destructivas y letales armas modernas-; recuerdo claramente que empecé escribiendo tu nombre, tan exacto e inconfundible que puedo incluso dibujarlo a ciegas. Continué escribiendo mi corto mensaje hasta llegar al punto final. Antes de darle clic a enviar, leí, siempre afectado por la prisa, y creéme, este teléfono es en verdad inteligente, casi un clarividente, supo llamarte como en verdad eres. Cada vez que puse tu nombre, lo sustituyó por otra palabra: tu verdadero nombre. Así que, ante prodigio tan grande, pulsé -esta vez lenta y curiosamente- letra a letra -como lo hago en este mismo instante- . Bella, no me quedó más remedio que devolverle a mi teléfono el mérito en duda y a tí, tu nombre verdadero: simplemente...Bella.

martes, 3 de julio de 2012

Una breve y Roja historia.:España vs. Italia.

Voraz y abrazadora emergiò Del Bosque la Roja llamarada. Pase a pase fue escribiendo en el verde tapete la épica historia prologada en "Chino" en largos expectantes catorce minutos. Con brillos de Alba, arribó el incendio a los 41 minutos de refulgente "fuego". Pudo ser ese el magistral final de la preciada obra, pero, un travieso Niño, optó por darle en la Torre a un triste y pobre Bufòn, a quién después Mata y remata, con certero cuarto cañonazo, un tal Juan. Y colorín colorado, que este corto y rojo cuento en chino prologado, sólo en español será interpretado pero en todo el mundo justamente celebrado.

sábado, 23 de junio de 2012

!Viva la Mercocracia¡

Hay quienes, sabiendo que no es así, insisten en hacernos ver, que vivir en democracia es concurrir periódicamente a elecciones para elegir entre varios candidatos a los que habrán de gobernarnos. Con esta nimia simpleza entre ceja y ceja, invierten sus millones en campañas publicitarias para atribuirse el favor de los votantes. Dan por sentado que una vez en sus curules, poseen el derecho para hacer y deshacer a su antojo y conveniencia, leyes, recursos naturales, erario público y hasta disponer sobre la vida y la muerte de sus conciudadanos. El trasfondo de esta sucia estratagema, radica en creer que a una nacion se le gobierna como a una Sociedad Anónima: a mayor capital mayor poder y mayores dividendos. Basta entonces, comprar lealtades en los distintos segmentos o nichos del mercado: congreso, policía, juzgados, corte suprema, fuerzas armadas, ministerios públicos, etc. En la bolsa de negros valores prevalece la regla dorada: a más inversión mayor acumulación de poder y utilidades. Sin embargo, no hay que excederse en generosidad para evitar distorsionar la ley de la oferta y demanda, debe tomarse en consideración, la estimación hecha por un reconocido norteamericano que para estos mismos propósitos político-mercantiles, hace ya muchas décadas, homologó el precio de un "padre de la patria" hondureño, con el de una mula.

En las Mercocracias, se juega enchute con la voluntad popular y se practica tiro al blanco con la vida de los indefensos, sin el menor resquemor a ser juzgado con las severas pero olvidadas sanciones que estipulan las leyes. Al cabo, éstas se fabrican con materiales tan maleables que se reforman y deforman a gusto y complacencia de los (i)responsables que blindan sus fechorías con decretos de amnistía, con carros a prueba de venganzas y seguridad personal de por vida. Vale la pena en este punto, advertir a los no influyentes, a las multitudes anónimas, y a los marginados de todo tipo, caminar en puntillas, y calzando su par de botas, por que bien lo sentenció Crecencio Arcos, las leyes hondureñas son como una serpiente que muerde sólo a los descalzos.

!Que viva entonces la Mercocracia y revivan los golpes de estado en Honduras, Paraguay, y ....¡

domingo, 17 de junio de 2012

Independencia Centroamericana: un parto múltiple en cuidados intensivos

La sangre que Centro América no derramo para independizarse de la corona española, brotó después a torrentes cuando las arcaicas estructuras del colonialismo intentando redefinir la forma de gobierno y el perfil que aspiraban darle a la nueva nación, descubrieron las disímiles y contrastantes posiciones que sobre tan álgidos temas poseían dos bandos claramente identificables: por un lado, estaban los liberales, partidarios de llevar a cabo una drástica transformación social y económica. El grueso de estos, lo constituían personas con escasas posibilidades de ascenso en la estratificada sociedad colonialista: criollos ilustrados, clerigos de nivel medio, pequeños y medianos propietarios y algunos oficiales militares. Los más radicales entre estos, planteaban además de fundar una república democrática-federal, la abolición de la esclavitud, la supresión de tributos (civiles y religiosos) y la ejecución de una reforma agraria. En el extremo conservador, integrado por españoles y criollos descendientes de conquistadores y colonizadores, el proyecto independentista fue visto con cautela y mucho recelo. Tenían en sus manos el poder político y económico. Eran dueños de minas, de obrajes, de extensos latifundios y del sector comercial. Ubicados como estaban, en la escala más alta de aquella sociedad monárquica, disfrutaban de grandes ventajas y privilegios con respecto a los estamentos restantes de la población, se mantuvieron por lo tanto-hasta dónde su calculado oportunismo les dictó- , fieles a la corona española, reprimiendo con dureza los conatos de rebeldía independentista. Llegado el momento propicio para sus intereses, cuando el reclamo popular por la indepencia patria empezaba a desbordarse y el poder ejemónico español se encontraba seriamente debilitado por los conflictos externos e internos, se apresuraron a suscribir el acta de independencia, misma que redactara uno de los suyos, el conspicuo hondureño José Cecilio del Valle, porque según sus propias estimaciones, era lo más prudente "para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso que la proclamáce de hecho el pueblo mismo".
Contrario a las transformaciones profundas que procuraban sus rival políticos, los conservadores defendían el estatu qúo, vislumbraban en la independencia política, una valiosa oportunidad para expandir sus relaciones comerciales con el resto del mundo, al que el monopolio español les impedía acceder. A pesar de las marcadas diferencias contenidas en los proyectos de patria de liberales y conservadores, existía al menos un punto convergente, ambos movimientos políticos ignoraron el pensar y sentir que al respecto poseía " La Plebe" . La infinita variedad de mestizos, indígenas y negros, continuaron siendo, aún después de la declaración de independencia, discriminados, marginados y manipulados politicamente por los contendientes principales. Las raíces de la gesta independestitas, sin embargo, se encuentran ligadas a las revueltas de indígenas, esclavos y mestizos ocurridas ocacionalmente, a lo largo de Centro America. La más significativa de estas manifestaciones se dio en El Salvador, en donde un indígena llamado Anastacio Aquino, obtuvo triunfos importantes contra las autoridades coloniales y pos colonialistas. Otro importante movimiento, más amplio en los resultados previstos, fue descubierto y derrotado horas antes de ser puesto en marcha en Guatemala.
Ninguna duda cabe al señalar, qué la tesis independentista liberal resultaba más humanista y conveniente para las capas menos favorecidas de la sociedad, pero siendo estas generalmete analfabetas y altamente permeables al dogmatismo religioso impuesto a sangre y fuego durante casi cuatro siglos, acabaron siendo manejadas en uno u otro sentido por los verdaderos gestores de la lucha. La poderosa mano de la iglesia al sentir menguado su poder político y económico no dudo en señalar a los revolucionarios como enemigos de la fe, responsables de atraer sobre el pueblo castigos divinos como la epidemia de colera morbus que azotó a Centro America durante esta era de oscurantismo. La más perversa de estas manipulaciones sucedió en 1837, cuando el gobierno liberal de Guatemala, en manos de Mariano Gálvez, introdujo el sistema de juicio por jurados, que para los indios resultaba incomprensible y por lo mismo impopular. Coincidentemente, con este clima de malestar, brotó en la zona de Verapaz una epidemia de cólera que mató a más de mil indios e infectó a otros tres mil. La iglesia, en franca oposición al gobierno por las reformas que este había emprendido en su contra, aboliendo diezmos, primicias, y excluyéndola de su rol educativo y otras funciones eminentemente civiles, encontró en esta peste, también de origen europeo, su mejor aliado para tomar venganza. El gobierno envío a la zona afectada brigadas médicas para enfrentar el problema, pero las muertes seguían sumando. Los sacerdotes locales propagaron el rumor que el gobierno había envenenado ríos y quebradas buscando eliminar la población indígena para permitir la colonización de estos territorios. Con esta inicua motivación, los indios arrasaron una población vecina de ingleses y criollos liberales, quemándoles sus casas. La reacción del gobierno fue dura contra los responsables de la masacre, dando lugar a la radicalización del conflicto. Apareció así, el "Defensor de la fe"; un indígena analfabeta conocido por sus fechorías de asaltante, el tristemente célebre caudillo de Mataquescuintla, Rafael Carrera y Turcios, a quien los sacerdotes anunciaron como a un mecías celestial que comandaría la venganza contra los herejes, liberales y extranjeros. Para consolidar su negra trama, en una congregación de indígenas, dejaron caer del techo de una iglesia, una carta que remitía la virgen María, en la que instruía a apoyar a Carrera en su lucha contra el gobierno. Los acaudalados, no desperdiciaron la oportunidad, armaron y financiaron al nuevo movimiento, mediante el cual, terminarían a la larga con el proyecto federal centroamericano, los cambios sociales y económicos emprendidos, y la pérdida de la vida del más insigne patriota del istmo, el General Francisco Morazán.

Los intentos y reintentos de reunificar Centro América fueron una constante hasta mediados de 1940, sin embargo, las clases oligárquicas, aliadas con ingleses y norteamericanos torpedearon todo proyecto reunificador y reformador, sembraron guerra y enemistades entre pueblos hermanos, corrompieron gobernantes mediante sobornos millonarios, endeudaron las naciones para imponerles leyes y políticas extranjerizantes, armaron golpes de estado, pusieron y quitaron presidentes a su conveniencia, invadieron y ocuparon militarmente los indefensos países, instalaron monopolios empresariales....

La llamada a ser una grande y próspera nación, por su envidiable posición geográfica, entre dos océanos y en el corazón territorial del continente americano, a casi doscientos años de su parto múltiple, continúa en sala de cuidados intensivos, con la huesuda mano de la muerte en acechanza, y la débil esperanza de ver nacer al verdadero redentor que la libere de su indigna postración.

sábado, 2 de junio de 2012

El indefinido Rostro de la Justicia

En su sentido más primitivo, el concepto justicia estará siempre inmerso en una amplia escala de relatividad. Tanta, como la impuesta por innumerables convencionalismo religiosos, políticos y culturales que hacen posible nuestra vida en sociedad; o la producida por la percepción y discernimiento de que es capaz cada individuo. Gracias al constante progreso de la tecnología y los medios de comunicación, el mundo es ya, una inmensa aldea global. Este acercamiento virtual, sin embargo, no es suficiente para derribar las distancias conceptuales que en torno a variados temas manejamos los humanos de uno u otro lado de esta mega-aldea. La justicia, por ejemplo, como tantos otros términos, no podrá jamás alcanzar el significado absoluto, universal e inmutable, que fanatismos y dogmatismo de toda índole quisieran darle. Será siempre lo único que puede ser: verdadera esencia de abstracción humana, obligadamente subjetiva y necesariamente perfectible. Producto de la elasticidad implícita en la palabra justicia, muchas de las cosas que acá y ahora juzgamos socialmente correctas o no, pueden ser vistas a la luz del entendimiento individual por miembros de nuestra propia sociedad o bajo la apreciación convencional de sociedades distantes o futuras, como terriblemente equivocadas.

Quizá con el transcurrir de los siglos, la conciencia colectiva de la humanidad logre sacudirse para siempre la pestilente pústula bajo la que prosperan inexplicablemente hoy por hoy, las más abyectas aberraciones. ¿Cuántos ríos de sangre nos queda por navegar para olvidarnos de las guerras y el loco armamentismo?, ¿Cuántos seres humanos hambrientos y enfermos seguirán muriendo de entre los 3,054 millones de personas -67.7% de la población mundial- que viven en extrema pobreza? Mientras un restringido grupo de extremadamente ricos (8.7% de la población mundial), acapara y consume más del 82% de la riqueza mundial. ¿Quien, por otra parte, de este lado del mundo occidental no se escandaliza por leyes, creencias y costumbres bajo las cuales se oprime, humilla y martiriza a mujeres de ciertos países africanos y asiáticos?, ¿Cómo juzgaran desde aquellos rumbos, la relajada y mal intencionada cultura sensualista por la que se ha convertido a muestras mujeres en un objeto más del anaquel mercantilista? ¿Quien puede explicar porqué y para qué, las tres personas más ricas del mundo acumulan riquezas mayores al producto interno bruto de los 48 países menos desarrollados?. Explicaciones a estas y otras interrogantes no faltarán. Muchos defenderán como normal la situación, otros -entre los que me incluyo-, la condenarán. Los extremistas de ambos lados entre tanto, seguirán aportando su tributo de sangre por instaurar el orden que a su juicio estimen conveniente.

La injusticia, ya sea por carencia de leyes apropiadas, por la no aplicación o aplicación viciada de las mismas, es el peor mal al que podemos enfrentarnos como sociedad. Sistemas jurídicos plagados de estas debilidades no pueden aspirar a ser considerados dignos administradores de justicia.
En sociedades faltas de ley florece la anarquía. Toda sociedad anarquizada es proclive a la auto destrucción, campea en ella el despotismo y el caos, la sinrazón de la fuerza o barbarie se impone como ley. Cuando las leyes existen pero no responden a las necesidades de la mayoría, prevalece un desorden legalizado: dictaduras legitimadas por seudo democracias mediatizadas ejercen su poder omnímodo en beneficio y provecho de elites dominantes, las que manoseando la justicia, hacen de la ley un fin, un instrumento de dominio y explotación -pesado yugo sobre la cerviz de multitudes debilitadas y carentes de lo más elemental-. Y, ¿Qué decir de las excelentes y abundantes leyes en manos de corruptos empedernidos?, ¿Qué de los jueces y magistrados que hacen de los tribunales un mercado de negros valores?, ¿Qué de los vigilantes del estado -llámense policías o militares- que apropiándose de las armas usurpan el poder y compiten deslealmente con los civiles?. De estos y otros servidores bien servidos, solo Dios y el poder popular organizado nos puede salvar.
Justicia, hermosa expresión, sueño eterno de grandes idealistas, noble anhelo de dar a cada cual lo que le pertenece. Pero, ¿Qué es?,¿Cómo y cuánto es lo que le pertenece a cada cual? Determinar el qué, ese algo material o inmaterial, lógico o excéntrico, común o extravagante, modesto u ostentoso, apetecible o detestable, etc, etc. es el primer paso necesario en la búsqueda de lo justo. Ahora bien, ¿Qué criterios son los correctos para decidir entre las cosas que pertenecen a éstos y a las de los otros? Y si las cosas agradables y apetecibles para la mayoría de individuos son escasas o indivisibles, ¿A quién o quienes se las asignaremos?, ¿Cuánto de cada cosa daremos a cada individuo ?, ¿Existe acaso una medida exacta para distribuir con justicia cada cosa?, de haberla, es indispensable determinarla con precisión, pues ya sea por carencia o por exceso, se podría incurrir en injusticia.

Entre tanta subjetividad y criterios disonantes, ¿a qué podemos atenernos en materia de justicia? En primer lugar, es preciso convenir que la voluntad de las mayorías debidamente representadas, es el fundamento idóneo de toda sociedad. No se puede, sin embargo, conocer ni materializar esta voluntad, sin la vigencia plena de una democracia participativa, concebida no simplemente como el desarrollo de procesos electorales, sino, como una forma de vida ciudadana, propicia para canalizar y confrontar ideas que generan soluciones no violentas a los conflictos propios de cada sociedad. Establecido este ambiente, la voluntad de las mayorías debe ser expresada y acatada mediante la instauración y aplicación de las leyes correspondientes. Salvaguardse este principio es vital para el progreso ordenado de toda nación. Toda interrupción violenta del orden democrático debe ser sancionada rigurosa y ejemplarmente.
No obstante,para alcanzar los más altos niveles de justicia, no basta con la democratización legislativa y la aplicación estricta de las leyes, es indispensable además, que las sociedades posean un alto grado de argumentación. Más, conociendo las escalofriantes brechas que separan a muestras capas sociales, en materia educativa, nutricional, económica, cultural y en muchos otros aspectos, es poco lo que por hoy podemos esperar en éste sentido.

Si en verdad aspiramos construir un mundo más justo y humano, es urgente e impostergable empezar por amortizar el tremendo y crónico pasivo social que corroe nuestra presumida civilización moderna.