“Los que están en huelga de hambre no creen en dios, no respetan a nadie y están dispuestos a sembrar el caos”.
Con éstas y otras sandeces vomitadas, ha salido éste inepto funcionario público (asistente presidencial) intentando defender a JOH, su jefe, su patrón, y a juzgar por sus execrables frases, es también su falso dios. Ídolo broncíneo con patas de arcilla ante el cual se doblega para recoger agradecido su recompensa monetaria.
Hastiado de engaños y de mentiras, cansado de tributar sin beneficio alguno, estafado, burlado en su buena fe, el pueblo ha desgarrado por fin los altares de las falsas deidades que lo explotan y lo oprimen. A ese ateísmo es al que quizá se refiera el funcionario de marras.
Seguro de si mismo, decidido y valiente, sin el más mínimo temor a los excomulgadores del patriotismo, el pueblo hondureño no cesará de congregarse, y entonando sus himnos de batalla, no callará hasta expulsar y juzgar a los sucios mercaderes del templo patrio.
Con éstas y otras sandeces vomitadas, ha salido éste inepto funcionario público (asistente presidencial) intentando defender a JOH, su jefe, su patrón, y a juzgar por sus execrables frases, es también su falso dios. Ídolo broncíneo con patas de arcilla ante el cual se doblega para recoger agradecido su recompensa monetaria.
Hastiado de engaños y de mentiras, cansado de tributar sin beneficio alguno, estafado, burlado en su buena fe, el pueblo ha desgarrado por fin los altares de las falsas deidades que lo explotan y lo oprimen. A ese ateísmo es al que quizá se refiera el funcionario de marras.
Seguro de si mismo, decidido y valiente, sin el más mínimo temor a los excomulgadores del patriotismo, el pueblo hondureño no cesará de congregarse, y entonando sus himnos de batalla, no callará hasta expulsar y juzgar a los sucios mercaderes del templo patrio.