viernes, 27 de marzo de 2015

Luciérnaga Libertaria.

(Marco Aurelio Laínez Z. )
A una inocente mártir hondureña.


Bien sabías, 
mi amada niña,
que la bestia no era un cuento.
Y te fuiste por ahí, 
cantando verdades,
deshojando esperanzas, 
exigiendo empapelillados derechos.

Y tras tus nimios pasos, 
fueron también las cuadrúpedas huellas,
los humeantes hocicos
y el jadeo halitoso
de la bestial manada.

Tan fácil era rastrear el aroma inconfundible de tu heroísmo 
y el desafío primaveral de tus sueños.

Más fácil aún, 
para las noctámbulas pupilas,
perseguir entre la persistente y artificial noche,
tu vuelo de luciérnaga libertaria.

Y entre zarpazo y zarpazo,
desfalleció por un momento
tu luminoso e indestructible nombre.