sábado, 14 de octubre de 2017

Honduras y sus noviembres negros.



Marco Aurelio Laínez Zelaya.

No es mi intención abordar el tema sobre la importada costumbre de los black friday y su locura de consumismo. Suficientes razones hay para tratarlo, más sin embargo, dejaré por hoy pendiente cualquier análisis al respecto.

Adentrémonos, púes,  a los Noviembres negros que nos toca vivir a los hondureños.

A decir verdad, el día a día  en que vive el pueblo hondureño, está marcado con sangre, con muertes violentas, con desprotección ciudadana y un creciente accionar de bandas criminales ligadas al poder político, económico y militar, que pareciera inutil, al leer nuestra historia en desarrollo, marcar con resaltador de texto, un mes en particular. Y sin embargo, pasó a resaltarlo.

Cada cuatrienio se llevan a cabo en Honduras, las elecciones políticas para elegir al Presidente de la República, diputados al Congreso Nacional y alcaldes municipales.
A salva y a mansalva se disparan los auto postulados a los cargos sujetos a elección. Unos advenedizos, y otros, verdaderos dinosaurios, que adaptados a navegar entre las corrientes de intereses en juego, muestran en sus posaderas, delatoras marcas del ansiado asiento en que período tras período han ejercido dicha posición.

Nadie se explica ni nadie examina, como debiera hacerse, de donde proviene el río de dinero que financia las prolongadas y onerosas campañas. Por ningún ángulo que lo examinemos encontraremos una justificación medianamente lógica, al hecho que cualquier candidato participante en la contienda electoral, invierta en  promoción y publicidad, muchas, muchísimas veces el equivalente a lo que en sueldos devengaría, de resultar electo. ¿A cambio de qué vendría tan aparente sacrificio? ¿Quien y con qué fin estará contribuyendo a costear su especulativo proyecto? Según algunos conocedores de éstos malabares, los grandes empresarios acostumbrados al lucro mal habido, mediante contratos públicos amañados, los evasores de impuestos, el crimen organizado, los funcionarios y ex funcionarios comprometidos hasta la coronilla con las estructuras de corrupción; son entre otros, los principales financistas de ciertos candidatos. Relatan además, los entendidos, que para evitar el riesgo de ser enjuiciados y garantizar el jugoso retorno de lo invertido, acostumbran éstos financistas, brindar apoyo a candidatos de uno y de otro partido político.

Por más ocultas e ingeniosas que sean las componendas y los juegos de manos urdidos para hacerse con el poder político, es inevitable concluir, que la suma de todos esos valores invertidos, más las altas utilidades que habrán de percibir los vencedores; recaerá finalmente, sobre las famélicas espaldas del pueblo, que según parece, por su indolente pasividad, resignada está a soportar las nuevas cargas tributarias, el mayor endeudamiento público, las eternas evasiones fiscales, el encarecimiento de precios, la menor cobertura y el desmedro en la calidad de los servicios públicos.

Durante los meses previos a Noviembres Negros y su carnaval electoral, se multiplica el manoseo de fondos públicos, se adelanta la suscripción de contratos de obras y servicios públicos, obviándose procedimientos administrativos de control interno, se contraen nuevos empréstitos, se inauguran obras poniendo tan solo el primer ladrillo, ¡y cómo de que no! Aquellos que han hecho de sus palabras mercancía y de su garganta, megáfono en renta, harán para entonces sus mejores clavos de oro.

Y no habiendo explotación sin opresión,  previsora y cuantiosa será la inversión en armas y en órganos represores, para asegurar la pacífica convivencia en este vasto campo de lamentos.

jueves, 12 de octubre de 2017

Plumazos que hieren.

Plumazos que hieren.

Carlos F. Gutierrez: entre la refriega de Juan Ramón Molina y Alejandro Miranda.


Nacido en Tegucigalpa en 1861 y muerto en la misma ciudad en julio de 1899. Se le atribuye el mérito de haber escrito Angelina, la primera novela hondureña (1898). Intelectuales de su época como el poeta José Antonio Domínguez y el periodista Manuel Sabino López, se refirieron con duras críticas a la novela de Gutierrez.

Durante 1898, escribió para El Diario, periódico que se supone fue el primero en Honduras con publicación diaria.

Alejandro Miranda (1861-1937), periodista empírico de origen nicaragüense, que junto a José María Valladares, regente de la imprenta Popular; fundara El Diario, se refiere en su biografía, de publicación póstuma, a Gutierrez, de quien afirmaba: manejaba bien la sátira y sabía dar colorido enérgico a la frase, tanto en prosa como en verso, sin asomos decadentes. El mismo Alejandro Miranda se encargó de prologarle a Gutierrez el poemario "Piedras Falsas".

Antes que Gutierrez, estuvo por algunos meses colaborando para El Diario, el poeta Juan Ramón Molina (1875-1908), con quien Miranda se había conocido cuando ambos residían en Guatemala.

Todo marchaba bien entre Miranda y Molina. El Diario acogió con buena apertura los trabajos literarios de Molina. Y ante súplicas de éste, Miranda lo presentó ante su amigo y ex compañero de combate, el entonces presidente de Honduras, Dr. Policarpo Bonilla. Días después de la entrevista, Molina fue nombrado Subsecretario del Ministerio de Fomento.
A partir de entonces, cuenta Miranda, la amistad de Molina fue en decaída, hasta desembocar en indeseables confrontaciones escritas.
Por ese mismo tiempo, con soporte económico de Santos Soto y un señor apellidado Luski, gerente del recién abierto, Banco Comercial, Molina fundó el periódico El Cronista.

Molesto con Miranda por un artículo que éste publicará en El Diario, Luski, indujo a Molina para que a través de el nuevo periódico - El Cronista-, emprendiera una campaña de difamación y desprestigio contra Miranda.

En esos precisos días, inició Carlos Gutierrez a laborar al lado de Miranda. Fue por tal motivo, inevitable su intervención en la guerra de palabras que se libraba. Pues bien - cuenta Alejandro Miranda -, Carlos Gutierrez, con aquel su buen humor satírico y picante, era quien tiraba chinitas puntiagudas contra Molina.  Me acuerdo - continúa diciendo Miranda- , de la siguiente, que, sin título se publicó en la sección de gacetilla, decía así:

" Tipo de dandy perfecto,
elegante presumido
montón de carne podrida
sobre un espíritu adyecto"

Según opinión de Miranda, la reacción de Molina fue tan deprimente que se entregó a la bebida por más de dos semanas, siendo por lo mismo cesado en su cargo del Ministerio de Fomento, y quedando después como implacable enemigo del Dr. Bonilla.