Los enterradores.
Sabían muy bien que la magnitud del delito cometido era tal, que por más secreto y hondo que estuviera enterrado, la pestilencia saldría a flote. Anticipándose a ese momento, al amparo de sus habituales violaciones dictatoriales, decretaron la ley mordaza. Así, pensaron ellos, por más repugnante y envolvente que resulte el hedor, la gente se lo tendrá que tragar a regañadientes. Además- sentenció el alfa de la jauría, mientras un sobalevas le limpiaba las últimas manchas de su traje, no se olviden de la sabia máxima de Beto Reyna: a los periodistas se les paga o se les pega. Rieguen entonces, mucho maíz entre los más gritones y por si acaso, vayan seleccionando a un par de desbocados para darles jaque mate en el momento preciso. Ya verán ustedes -continuó diciendo al mismo tiempo que un par de sus asistentes lo embadurnaban con aromáticas cremas y saturaban de perfume su oscuro traje, cada vez más inocuo-, que todo pasará sin que nada nos pase.
Con paso ligero y esbozando la sonrisa número 5 de su catálogo de farsas, llegó hasta el salón de prensa, desplegó algunas hojas escritas y comenzó la perorata sobre su nueva propuesta de seguridad social.
Marco Aurelio Laínez Z.
Sabían muy bien que la magnitud del delito cometido era tal, que por más secreto y hondo que estuviera enterrado, la pestilencia saldría a flote. Anticipándose a ese momento, al amparo de sus habituales violaciones dictatoriales, decretaron la ley mordaza. Así, pensaron ellos, por más repugnante y envolvente que resulte el hedor, la gente se lo tendrá que tragar a regañadientes. Además- sentenció el alfa de la jauría, mientras un sobalevas le limpiaba las últimas manchas de su traje, no se olviden de la sabia máxima de Beto Reyna: a los periodistas se les paga o se les pega. Rieguen entonces, mucho maíz entre los más gritones y por si acaso, vayan seleccionando a un par de desbocados para darles jaque mate en el momento preciso. Ya verán ustedes -continuó diciendo al mismo tiempo que un par de sus asistentes lo embadurnaban con aromáticas cremas y saturaban de perfume su oscuro traje, cada vez más inocuo-, que todo pasará sin que nada nos pase.
Con paso ligero y esbozando la sonrisa número 5 de su catálogo de farsas, llegó hasta el salón de prensa, desplegó algunas hojas escritas y comenzó la perorata sobre su nueva propuesta de seguridad social.
Marco Aurelio Laínez Z.