sábado, 23 de junio de 2012

!Viva la Mercocracia¡

Hay quienes, sabiendo que no es así, insisten en hacernos ver, que vivir en democracia es concurrir periódicamente a elecciones para elegir entre varios candidatos a los que habrán de gobernarnos. Con esta nimia simpleza entre ceja y ceja, invierten sus millones en campañas publicitarias para atribuirse el favor de los votantes. Dan por sentado que una vez en sus curules, poseen el derecho para hacer y deshacer a su antojo y conveniencia, leyes, recursos naturales, erario público y hasta disponer sobre la vida y la muerte de sus conciudadanos. El trasfondo de esta sucia estratagema, radica en creer que a una nacion se le gobierna como a una Sociedad Anónima: a mayor capital mayor poder y mayores dividendos. Basta entonces, comprar lealtades en los distintos segmentos o nichos del mercado: congreso, policía, juzgados, corte suprema, fuerzas armadas, ministerios públicos, etc. En la bolsa de negros valores prevalece la regla dorada: a más inversión mayor acumulación de poder y utilidades. Sin embargo, no hay que excederse en generosidad para evitar distorsionar la ley de la oferta y demanda, debe tomarse en consideración, la estimación hecha por un reconocido norteamericano que para estos mismos propósitos político-mercantiles, hace ya muchas décadas, homologó el precio de un "padre de la patria" hondureño, con el de una mula.

En las Mercocracias, se juega enchute con la voluntad popular y se practica tiro al blanco con la vida de los indefensos, sin el menor resquemor a ser juzgado con las severas pero olvidadas sanciones que estipulan las leyes. Al cabo, éstas se fabrican con materiales tan maleables que se reforman y deforman a gusto y complacencia de los (i)responsables que blindan sus fechorías con decretos de amnistía, con carros a prueba de venganzas y seguridad personal de por vida. Vale la pena en este punto, advertir a los no influyentes, a las multitudes anónimas, y a los marginados de todo tipo, caminar en puntillas, y calzando su par de botas, por que bien lo sentenció Crecencio Arcos, las leyes hondureñas son como una serpiente que muerde sólo a los descalzos.

!Que viva entonces la Mercocracia y revivan los golpes de estado en Honduras, Paraguay, y ....¡

domingo, 17 de junio de 2012

Independencia Centroamericana: un parto múltiple en cuidados intensivos

La sangre que Centro América no derramo para independizarse de la corona española, brotó después a torrentes cuando las arcaicas estructuras del colonialismo intentando redefinir la forma de gobierno y el perfil que aspiraban darle a la nueva nación, descubrieron las disímiles y contrastantes posiciones que sobre tan álgidos temas poseían dos bandos claramente identificables: por un lado, estaban los liberales, partidarios de llevar a cabo una drástica transformación social y económica. El grueso de estos, lo constituían personas con escasas posibilidades de ascenso en la estratificada sociedad colonialista: criollos ilustrados, clerigos de nivel medio, pequeños y medianos propietarios y algunos oficiales militares. Los más radicales entre estos, planteaban además de fundar una república democrática-federal, la abolición de la esclavitud, la supresión de tributos (civiles y religiosos) y la ejecución de una reforma agraria. En el extremo conservador, integrado por españoles y criollos descendientes de conquistadores y colonizadores, el proyecto independentista fue visto con cautela y mucho recelo. Tenían en sus manos el poder político y económico. Eran dueños de minas, de obrajes, de extensos latifundios y del sector comercial. Ubicados como estaban, en la escala más alta de aquella sociedad monárquica, disfrutaban de grandes ventajas y privilegios con respecto a los estamentos restantes de la población, se mantuvieron por lo tanto-hasta dónde su calculado oportunismo les dictó- , fieles a la corona española, reprimiendo con dureza los conatos de rebeldía independentista. Llegado el momento propicio para sus intereses, cuando el reclamo popular por la indepencia patria empezaba a desbordarse y el poder ejemónico español se encontraba seriamente debilitado por los conflictos externos e internos, se apresuraron a suscribir el acta de independencia, misma que redactara uno de los suyos, el conspicuo hondureño José Cecilio del Valle, porque según sus propias estimaciones, era lo más prudente "para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso que la proclamáce de hecho el pueblo mismo".
Contrario a las transformaciones profundas que procuraban sus rival políticos, los conservadores defendían el estatu qúo, vislumbraban en la independencia política, una valiosa oportunidad para expandir sus relaciones comerciales con el resto del mundo, al que el monopolio español les impedía acceder. A pesar de las marcadas diferencias contenidas en los proyectos de patria de liberales y conservadores, existía al menos un punto convergente, ambos movimientos políticos ignoraron el pensar y sentir que al respecto poseía " La Plebe" . La infinita variedad de mestizos, indígenas y negros, continuaron siendo, aún después de la declaración de independencia, discriminados, marginados y manipulados politicamente por los contendientes principales. Las raíces de la gesta independestitas, sin embargo, se encuentran ligadas a las revueltas de indígenas, esclavos y mestizos ocurridas ocacionalmente, a lo largo de Centro America. La más significativa de estas manifestaciones se dio en El Salvador, en donde un indígena llamado Anastacio Aquino, obtuvo triunfos importantes contra las autoridades coloniales y pos colonialistas. Otro importante movimiento, más amplio en los resultados previstos, fue descubierto y derrotado horas antes de ser puesto en marcha en Guatemala.
Ninguna duda cabe al señalar, qué la tesis independentista liberal resultaba más humanista y conveniente para las capas menos favorecidas de la sociedad, pero siendo estas generalmete analfabetas y altamente permeables al dogmatismo religioso impuesto a sangre y fuego durante casi cuatro siglos, acabaron siendo manejadas en uno u otro sentido por los verdaderos gestores de la lucha. La poderosa mano de la iglesia al sentir menguado su poder político y económico no dudo en señalar a los revolucionarios como enemigos de la fe, responsables de atraer sobre el pueblo castigos divinos como la epidemia de colera morbus que azotó a Centro America durante esta era de oscurantismo. La más perversa de estas manipulaciones sucedió en 1837, cuando el gobierno liberal de Guatemala, en manos de Mariano Gálvez, introdujo el sistema de juicio por jurados, que para los indios resultaba incomprensible y por lo mismo impopular. Coincidentemente, con este clima de malestar, brotó en la zona de Verapaz una epidemia de cólera que mató a más de mil indios e infectó a otros tres mil. La iglesia, en franca oposición al gobierno por las reformas que este había emprendido en su contra, aboliendo diezmos, primicias, y excluyéndola de su rol educativo y otras funciones eminentemente civiles, encontró en esta peste, también de origen europeo, su mejor aliado para tomar venganza. El gobierno envío a la zona afectada brigadas médicas para enfrentar el problema, pero las muertes seguían sumando. Los sacerdotes locales propagaron el rumor que el gobierno había envenenado ríos y quebradas buscando eliminar la población indígena para permitir la colonización de estos territorios. Con esta inicua motivación, los indios arrasaron una población vecina de ingleses y criollos liberales, quemándoles sus casas. La reacción del gobierno fue dura contra los responsables de la masacre, dando lugar a la radicalización del conflicto. Apareció así, el "Defensor de la fe"; un indígena analfabeta conocido por sus fechorías de asaltante, el tristemente célebre caudillo de Mataquescuintla, Rafael Carrera y Turcios, a quien los sacerdotes anunciaron como a un mecías celestial que comandaría la venganza contra los herejes, liberales y extranjeros. Para consolidar su negra trama, en una congregación de indígenas, dejaron caer del techo de una iglesia, una carta que remitía la virgen María, en la que instruía a apoyar a Carrera en su lucha contra el gobierno. Los acaudalados, no desperdiciaron la oportunidad, armaron y financiaron al nuevo movimiento, mediante el cual, terminarían a la larga con el proyecto federal centroamericano, los cambios sociales y económicos emprendidos, y la pérdida de la vida del más insigne patriota del istmo, el General Francisco Morazán.

Los intentos y reintentos de reunificar Centro América fueron una constante hasta mediados de 1940, sin embargo, las clases oligárquicas, aliadas con ingleses y norteamericanos torpedearon todo proyecto reunificador y reformador, sembraron guerra y enemistades entre pueblos hermanos, corrompieron gobernantes mediante sobornos millonarios, endeudaron las naciones para imponerles leyes y políticas extranjerizantes, armaron golpes de estado, pusieron y quitaron presidentes a su conveniencia, invadieron y ocuparon militarmente los indefensos países, instalaron monopolios empresariales....

La llamada a ser una grande y próspera nación, por su envidiable posición geográfica, entre dos océanos y en el corazón territorial del continente americano, a casi doscientos años de su parto múltiple, continúa en sala de cuidados intensivos, con la huesuda mano de la muerte en acechanza, y la débil esperanza de ver nacer al verdadero redentor que la libere de su indigna postración.