domingo, 28 de agosto de 2016

A gusto con agosto.

He vivido ya muchos agostos, un poco más del medio paquete centenario.

Desde mi temprana niñez hasta los umbrales de mi juventud, mis agostos han sido pletóricos de alegría. Los cumpleaños de dos de mis hermanos y de otros familiares cercanos, la anhelada llegada de la feria patronal de mi terruño natal, fueron y siguen siendo -a pesar del bache cronológico y geográfico que me distancia de ellos-, motivos suficientes para celebrar .

Pero, de la misma forma en que he visto florecer por el oriente la luz de la vida, y contemplado los estertores del ocaso; he visto con profunda satisfacción, nacer sangre de mi sangre y, entonar también, por más de una vez, la resignada plegaria de despedida a seres que se han llevado una parte de lo he sido.

En esa balanza de compensaciones  equitativas, suma y resta de penas y alegrías, cabe acumular en este día de agosto, en el plato izquierdo, a uno más de mis amados engendros: el poemario : Contrapesos y equivalencias.

Hoy, 27 de agosto del 2016, puedo decir sin arrepentimientos, gracias agosto, por los gustos y disgustos, por las penas y alegrías que has traído a mis días, para hacerme sentir cada vez más humano.

Preciso también decir hoy, gracias a los que sin mirra y sin
oro, pero sí con el incienso de la amistad, han contribuido a darle forma , color y voz al recién llegado.  Gracias Máximo Laura por embellecer la portada con tu arte peruano,  gracias a los pintores Aztecas : Edgar Zamora y Guillermo García Hernández por sus preciosas ilustraciones interiores. Gracias  por el mismo motivo, al pintor catracho Tomas Amaya, y desde luego, quedo inmensamente agradecido con el poeta   Alex Darío Rivera, orgullo de Santa Bárbara y de Honduras, por la sinceridad de sus palabras con las que ha dado cuenta de este nacimiento.
No puedo cerrar este mensaje sin agradecerle a mi hermano Alexis Arnoldo Lainez Zelaya por haber llevado de principio a fin, las agotadoras tareas de la publicación.