jueves, 30 de mayo de 2013

Caperucita Rojinegra y el lobo feróz.

La centenaria abuela Profundidad de S.A., yacía debilitada y gravemente enferma. Su trágica suerte y la de toda su tumultuosa prole parecía irreversible. Contra su voluntad, violando toda norma y precepto legal, había sido dada en matrimonio a su voraz pareja -S.A.-. No hubo celebración alguna, todo lo contrario, manifestaciones de repudio se dejaron ver y escuchar por todas partes. Valientes defenzores de su mancillado honor se apresuraron a interponer sendas demandas judiciales pidiendo la nulidad del viciado contrató matrimonial urdido por el lobo feróz y su despiadada jauría.
El malestar social crecía, la represión lobuna también. Las voces más fuertes que condenaban y denunciaban la injusta imposición, eran silenciadas, los procesos legales entablados contra S.A. y el lobo feróz, eran interrumpidos de mil maneras, incluyendo la cobarde y anónima metralla .

El dolor, la rabia y la impotencia se adueño de la gran familia Profundidad.
El hambre prosperaba como nunca antes, los mendigos se multiplicaron, los niños olvidaron sus edades y empujados hacia la adultez, buscaban en las calles y basureros lo que sus apesarados padres no podían proveerles. El  crimen y la violencia arrinconó la alegría de vivir.

Entre el tétrico horizonte, cuando todo parecía perdido, cuando el lobo y su pandilla se aprestaban a propinar su dentellada mortal, cuando las más ricas tierras y recursos de doña Profundidad estaban a punto de serle arrebatadas por la mafiosa familia S.A. apareció entre las colinas de oriente, una tenue luz que crecía y crecía hasta hacerse claramente visible. Cantos libertarios emergían de su boca, en su canasta abundaba el pan de la esperanza, y en su tradicional y desfasado atuendo rojo, exhibía dignamente, una franja negra, símbolo inequívoco del pesar y el luto que compartía con su gente.

Más pronto de lo que se creía, el  miedo cedió paso a la fe, la cobardía al desafío y la queja solitaria se tornó en himno de guerra. La pandemia de patriotismo profetizada por algunos y anciada por todos, llegaba por fin, liderada por Caperucita Rojinegra, la nieta más amada por Doña Profundidad. La heroína que junto a los descamisados, prometía luchar hasta las últimas consecuencias para anular el espurio contrato de matrimonio, o mejor dicho de patrimonio;  por medio del cual,  los Suciedad Anónima, descendientes directos de Al Copone,  procuraban usurparle al pueblo, lo que en buena ley le pertenece.

Y colorin, negro-colorado, que éste sueño de libertad no ha terminado.