M. A. L. Z.
Una fuerza poderosa e inofensiva
me invadió de repente. Con pausado y sostenido empuje, me condujo, más y más alto.
Mientras seguía mi ascenso por aquella cumbre de extraña felicidad, me asaltó una duda, y un por qué, frenó en seco mi avance. Sin fatiga alguna, me obligué a descansar, y volviendo la mirada hacia la oscura y profunda boca, hambrienta de todo, sentí la estocada del temor, que cortando de un tajo mis alas, me devolvió a la llanura de la realidad.