jueves, 3 de noviembre de 2016

Mendigos

(Marco Aurelio Laínez Z)

Desde el vientre fecundo del tiempo
hasta su languidez de horasca,
se precipita inclemente
una lluvia de espinas.

Con una mano tendida al frente
miden la longitud de su mundo
y la caridad de los bienavoluntados.

En sus manos irredentas
se adivina el palpitar
del pez entre la red.

En sus ojos
de agonizantes estrellas
gime inútil
a mil voces la tristeza.