miércoles, 26 de agosto de 2015

De las muchas expresiones y las pocas acciones, a las grandes decepciones.

!Cuan abundantes son las hermosas expresiones!  Cumplen un buen cometido si por medio de ellas nos llenamos de inspiración para ser mejores personas, para trabajar en colectividad construyendo el bien. Desdichadamente, la hermosura de las palabras se divorcia frecuentemente de los acciones.

Cuando nuestras obras toman un camino errado, atropellan a su paso, la validez y credibilidad de lo que expresamos con palabras bien logradas. Por el contrario, cuando respaldamos con hechos lo que decimos, podemos ganarnos muchos opositores, pero nadie osaría en tildarnos de falsos e hipócritas.

Los hechos, son como los golpes del martillo y el cincel: desmoronan las falsas expresiones pero dan lustre y valor a la palabra verdadera.