jueves, 26 de diciembre de 2013

Jugando limpio con las manos sucias

La imposición de José O. Hernández como nuevo presidente de Honduras, es un hecho del que a estas alturas nadie debe dudar. Igual certeza debemos tener sobre la fraudulenta y criminal forma en que ha sido electo.

El que lleguemos a esta triste conclusión, no significa por ningún punto, que nos pleguemos armoniosamente con la ilegalidad de su nombramiento. No, es sólo una ponderación objetiva de la situación real en que se desenvuelve la Honduras de hoy, controlada por un gobierno hegemónico y dictatorial.

El investimiento de JOH como nuevo presidente, es sólo el epílogo de un drama escrito anticipadamente por guionistas extranjeros, y financiado con fondos nacionales y transnacionales.

Salvados los últimos bloqueos económicos y diplomáticos que enfrentaba, el gobierno pos golpista de Pepe Lobo, valiéndose de su mayoría mecánica en el congreso nacional, se dedicó a hacer y  deshacer a su antojo y conveniencia, las estructuras claves de los tres poderes gubernativos. Sobre éste andamiaje, la emisión y aplicación de leyes, el nombramiento y la destitución de funcionarios, serían, como en verdad lo fueron,  jugadas limpias con manos sucias para aferrarse al poder a costa y sacrificio de la voluntad popular.

El elenco de actores compro-vendidos copó cada una de las instancias del poder: el congreso nacional, la corte suprema de justicia, la policía, el ejército, el tribunal de elecciones, los medios masivos de comunicación, etc. Cada actor desempeñó a cabalidad su papel altamente remunerado. Unos, emitiendo leyes inconstitucionales, otros, interpretando y aplicando de manera viciada las leyes, aquellos otros, propalando falcedades a diestra y siniestra,  y éstos de más acá, sojuzgando a garrotazo y a balazo limpio, los reclamos justos de los justos. No podían fallar, los conpromisos asumidos y las espectativas de lucro eran enormes y de alto riesgo. Poco importaba para ellos, que consumados los hechos, la siempre liviana verdad, emergiera entre la inmundicia, denunciando a los cuatro vientos, la burda y sucia patraña jugada una vez más contra un crédulo y pacífico pueblo, digno merecedor de mejor suerte.

jueves, 30 de mayo de 2013

Caperucita Rojinegra y el lobo feróz.

La centenaria abuela Profundidad de S.A., yacía debilitada y gravemente enferma. Su trágica suerte y la de toda su tumultuosa prole parecía irreversible. Contra su voluntad, violando toda norma y precepto legal, había sido dada en matrimonio a su voraz pareja -S.A.-. No hubo celebración alguna, todo lo contrario, manifestaciones de repudio se dejaron ver y escuchar por todas partes. Valientes defenzores de su mancillado honor se apresuraron a interponer sendas demandas judiciales pidiendo la nulidad del viciado contrató matrimonial urdido por el lobo feróz y su despiadada jauría.
El malestar social crecía, la represión lobuna también. Las voces más fuertes que condenaban y denunciaban la injusta imposición, eran silenciadas, los procesos legales entablados contra S.A. y el lobo feróz, eran interrumpidos de mil maneras, incluyendo la cobarde y anónima metralla .

El dolor, la rabia y la impotencia se adueño de la gran familia Profundidad.
El hambre prosperaba como nunca antes, los mendigos se multiplicaron, los niños olvidaron sus edades y empujados hacia la adultez, buscaban en las calles y basureros lo que sus apesarados padres no podían proveerles. El  crimen y la violencia arrinconó la alegría de vivir.

Entre el tétrico horizonte, cuando todo parecía perdido, cuando el lobo y su pandilla se aprestaban a propinar su dentellada mortal, cuando las más ricas tierras y recursos de doña Profundidad estaban a punto de serle arrebatadas por la mafiosa familia S.A. apareció entre las colinas de oriente, una tenue luz que crecía y crecía hasta hacerse claramente visible. Cantos libertarios emergían de su boca, en su canasta abundaba el pan de la esperanza, y en su tradicional y desfasado atuendo rojo, exhibía dignamente, una franja negra, símbolo inequívoco del pesar y el luto que compartía con su gente.

Más pronto de lo que se creía, el  miedo cedió paso a la fe, la cobardía al desafío y la queja solitaria se tornó en himno de guerra. La pandemia de patriotismo profetizada por algunos y anciada por todos, llegaba por fin, liderada por Caperucita Rojinegra, la nieta más amada por Doña Profundidad. La heroína que junto a los descamisados, prometía luchar hasta las últimas consecuencias para anular el espurio contrato de matrimonio, o mejor dicho de patrimonio;  por medio del cual,  los Suciedad Anónima, descendientes directos de Al Copone,  procuraban usurparle al pueblo, lo que en buena ley le pertenece.

Y colorin, negro-colorado, que éste sueño de libertad no ha terminado.

sábado, 18 de mayo de 2013

¡Levántate, se hace tarde¡

-Así como nadie es esclavo, sino esclavizado, tampoco nadie es pobre, sino más bien, empobrecido. La esclavitud y la pobreza son por lo general, productos genuinamente humanos. A mis sesenta años de vida, la madre naturaleza me ha dicho hasta el cansancio que esto es un grave error. Los únicos animales pobres y esclavos que he conocido, son los que el hombre ha desnaturalizado, encerrándolos en jaulas, llevándolos a zoológicos o exhibiéndolos en circos. Cosa sencilla es llegar a esta conclusión, desafortunadamente a pesar de su sencillez, es un paso que muchos se resisten a dar, y al evitarlo, quienes se encuentran del lado ventajoso, se adentran irremediablemente más y más en la ruta equivocada de la ambición cegadora y de la insensibilidad que encostra el alma. Del lado victimizado, emerge no sólo, la voz de alguno que otro lúcido redentor -candidato seguro al martirio-, hay también -tristemente más de lo que debería-, voces amedrentadas que no dudan en esgrimir razones divinas, fatalidades contra las que cabe tan sólo la resignación perpetua. Sin las luces de un pequeño discernimiento, el oprimido se convierte en dócil mascota de su opresor. Besa agradecido la sucia mano que le domestica, hoy con migajas, mañana con la pavorosa mordida del hambre o el tormento. Sólo cuando la humanidad se responsabilice por sus acciones erróneas podrá enmendar su rumbo y asegurar su permanencia cómo especie, lo que incluye, una convivencia respetuosa, armónica y cooperante entre sí y con su medio ambiente. El día que alcancemos esta madurez, sin desconfianzas ni temores, desaparecerán las fronteras, los ejércitos y los arsenales bélicos; florecerá la ciencia, cada persona será un soldado en la guerra contra la ignorancia. La ilimitada riqueza personal-fuente de injusticias y conflictos -, cederá paso a la convivencia pacífica y al progreso continuo.
-Maestro, ¿cuándo cree usted que los humanos alcanzaremos ese grado de madurez?
-La naturaleza, hermano, no da saltos, pero con voluntad y sabios propósitos podemos levantarnos y adelantar esta soñada etapa..... -¡toc, toc, toc¡, ¡Pedro levántate¡ ya es tarde hijo, vas a llegar tarde al trabajo¡

viernes, 17 de mayo de 2013

Imágenes sobrepuestas.

Parado a orillas del recodo que formaba la corriente al rebotar contra dos grandes peñascos, con el agua a la altura de los tobillos y la toalla anudada en torno a su cintura; examinaba su fisonomía de matices griegos, muy bien conservada para los cincuenta años que llevaba encima. Su esbelta estampa, los caprichos de la luz y el vacilante reverberar del agua, se confabularon para trazar de él en la inestable superficie, una distorsionada imagen de ave zancuda mitológica. Buscando en el fondo plateado, encontró para su sorpresa un doble juego de imágenes. Confundido, limpio el pequeño espejo con la toalla, reintentó la búsqueda, y las imágenes gemelas lo saludaron con nostalgia desde el cristal. Frotándose con palma y dedos, recorrió cada ángulo de su rostro: la comisura de sus labios, la proporción de su nariz y hasta las ondulaciones de su cabellera, exenta aún de canas. Se dio por satisfecho, no solo con la depilación practicada, sino también, con la afirmación que el recuerdo de su extinto padre le musitó desde el fondo argentado. Lanzó una patada súbita y retiró sus pies del agua para escapar del insistente mordisqueo de los pececillos, que, habiendo desvastado la superficie insensible de sus cayos, hincaban sus mandíbulas más allá de la epidermis. Desmontó después, la vieja afeitadora de metal. Lavó y secó hoja y máquina, antes de guardarlas en una bolsa impermeable junto a las tijeras y el espejo. Previendo daños corrosivos a los utensilios metálicos, decidió colocar en otra bolsa similar, el húmedo paste de fibra natural, la brocha espumadora, y el manojo de frescos recuerdos que continuaban revoloteándole en su cabeza.

domingo, 28 de abril de 2013

Éxito se escribe con pocas letras

Magdalena, la segunda hija de un matrimonio campesino, mostró desde su primer año escolar, una insaciable sed por el estudio. Aprendía con una rapidez pasmosa por lo que todos y cada uno de sus maestros, recomendaron encarecidamente a sus padres, hacer hasta el último sacrificio para que ella tuviera la oportunidad de por lo menos, culminar sus estudios secundarios. Cosa simple de lograr, si no se toman en cuenta el tiempo, el lugar, la cultura machista imperante, las terribles carencias económicas de la familia y las escasas oportunidades que en la zona y en el país en general existían para el estudio.
Egla, hermana mayor de Magdita, tenía igual capacidad y vocación que ésta, pero obraba en su contra, la suerte de ser la mayor, y por lo tanto, la más diestra y fuerte para ayudar a su madre en las incansables tareas del hogar, actividad a la que finalmente se dedicaría resignada, pero disciplinadamente. Culminaron juntas exitosamente sus seis primeros años de escuela. Sin posibilidades reales para que ambas avansaran hacia el segundo nivel de estudios, sus padres, forzados por la pobreza, decidieron enfocar sus mejores recursos y todas sus energías para que al menos Magdalena, obtuviera un título profesional. A partir de entonces, aquellos visionarios padres y su numerosa prole -de ocho hijos-, hicieron de la preparación de Magdalena, una meta familiar. Ella, por su cuenta, se encargó de hacerlos sentir orgullosos de aquel sacrificado empeño. !Cuantas privaciones, cuantos apuros tuvieron que sortear para concretar tan loable sueño! Yo, siendo muy pequeño -el séptimo y penúltimo de mi familia-, alcancé a conocer algo de aquellos sinsabores y alegrías. Cumplí también satisfactoriamente con las responsabilidades que se me asignaron. !Cómo olvidar mis andanzas de cuidandero o más bien, de "miranda" u oidor de mis hermanas mayores. En el desempeño de aquellas faenas, muchas alegrías y recompensas disfruté. Pero no habiendo luz sin sombras, para mí habían también desventuras. La más triste de todas se me daba cuando por fuerza mayor, teníamos que pasar la noche en casa extraña. Mi padecer en esos casos, comenzaba previendo lo que podía pasar durante la noche, preocupación que se convertía en afrentosa pena al amanecer, hora en que me daba cuenta que muy a pesar de las prevenciones tomadas, la cama, la cobija y hasta mi ropa, se encontraban empapadas de mis propios orines. Aquel padecimiento de enuresis heredada de mi padre, fue tan persistente y traumática para mí, que terminé por aborrecer este tipo de viajes, con dormida fuera de casa.

El alto rendimiento académico de Magdalena y su intachable conducta, se constituyeron en el mejor de los premios para mis padres y para toda la familia. Año tras año, atesoraba mi madre los diversos diplomas de honor ganados a pulso por mi hermana. El más destacado galardón se lo otorgaban al culminar el año lectivo por haber sido ella, invariablemente, la dueña del más alto índice académico. Sólo una duda opacó brevemente aquel mérito. En su último año de magisterio- contaba yo entonces con diez abriles en mi calendario-, escuché a mi madre consultarle a Magdita, sobre cómo le había ido con sus notas. Ella, sin nada de ansiedad en sus palabras se limitó a responder que a lo mejor con los atrasos provacados por la guerra contra El Salvador y por las actividades especiales que el colegio preparaba para la primera y única promoción de maestros, los profesores responsables no habían podido establecer el cuadro de honor.

Aquel fin de año, la casa se llenó de una alegría inolvidable. La graduación de Magdita se convirtió en actividad febril: la modesta huaca de ahorro que mi madre había secretamente hecho durante el año, salió a luz pública para costear la túnica, la toga, los zapatos de charol y el anillo de oro macizo de su graduación.  Como sabia administradora, mi madre hizo acopio de una y otra estrategia para afrontar sin atrasos el reto de financiar aquel extraordinario y agobiante presupuesto. Diariamente fabricaba sus tradicionales conservas de dulce y leche, que yo me encargaba de ir convirtiendo en efectivo, centavo a centavo. Por veredas y atajos, iba yo evadiendo la bravura de algunos perros y cuidando como a un tesoro la ollita de metal cromada de azul repleta de aquella dulce tentación, ante la que no dejé de sucumbir con alguna frecuencia.  Otra fuente de ingresos eran las rifas semanales que mi hermano y yo mismo desarrollábamos en combinación con los sorteos oficiales de la lotería menor de Honduras. Cada domingo a las diez de la mañana, nos apostábamos al pie del pequeño radio de baterías a escuchar la transmisión del sorteo, y conocer así, la ganancia neta obtenida mediante esa actividad. Nuestra celebración era estruendosa cuando nadie resultaba ganador del premio -cuyo monto era de tan sólo dos lempiras, y de cinco centavos el costo de cada número vendido. A las pequeñas ganancias obtenidas con éstas actividades y las ventas de gas kerosene que mi madre hacía, se sumaron las esporádicas remesas de dinero que mi padre enviaba desde la costa norte. Las más voluminosas fuentes financieras del proyecto, la aportaron las ventas de veinte quintales de maíz que Carlos, Moisés y Oswaldo -tres de mis hermanos mayores-, lograron arrancarle a la tierra durante aquel memorable año. La segunda fuente de recursos provino de los cerdos de engorde y las gallinas que hubo que monetizar.

La alegría de mi madre crecía día a día a medida que se aproximaba la fecha de la ceremonia oficial. De aquel inesperado derroche, hubo también algo para ella. Engalanada como la vi salir aquel día, sentí un remilgo de celos, pensando que con mi padre ausente, por haber emigrado a buscar el oro verde en los bananales del norte, algún avieso pretendiente osara enamorarla.
Por buena y mala suerte, aquella noche no era necesaria mi labor de vigilante chaperonil, no pude así disfrutar de las pomposas celebraciones, pero tampoco hubo necesidad de sufrir la afrenta de otro humedecido amanecer, por mucho que suene esto a un zorrillezco consuelo, ante la tentación de las uvas inalcanzables, acepté aquella ausencia con fácil resignación.
El día siguiente a la graduación, con signos de desvelo y de fresca alegría, volvieron de la ciudad mi madre y mi hermana, la primera maestra graduada de la aldea. Un cuantioso cargamento de regalos traían entre ambas: libros, plumas fuentes, alajas, una lamparita de gas, muy útil para lugares como el nuestro, sin energía eléctrica. Venía además, una novedad, un regalo especial otorgado a mi hermana por el padrino de la promoción, el entonces capitán Policarpo Paz García, quien acababa de ser ungido héroe nacional por su rol en la defensa de la patria, en la recién pasada guerra, y quien décadas después llegaría a ser presidente de la república. El regalo en mención, era una cámara Polaroid, con la que mi hermana congeló muchas escenas de aquellos tiempos, incluyendo la de ella misma, días previos a la fecha de su boda, imagen que al contemplarla, me ha inspirado a escribir estas ,líneas. Pero el más valioso y sorpresivo de todos los regalos de graduación, lo recibieron madre e hija juntas: fue el momento cumbre del evento. Invitados de honor, compañeros de graduación, padres de familia y autoridades civiles, las ovacionaron de pie cuando el director del Instituto Terencio Sierra, llamó y entregó a ellas el diploma que nuevamente había obtenido Magdalena, esta vez, por haber alcanzado el más alto índice académico entre todos los alumnos del colegio.

Aquel humilde título de maestra de educación primaria, significó para Magdalena una herramienta eficaz de superación personal, y un punto de apoyo fiel e infalible para el resto de la familia, que tomando el exitoso emprendimiento como ejemplo, fue poco a poco emergiendo de las penurias que impone la pobreza extrema.

Sería interminable la lista de éxitos que a raíz de aquel pequeño gran esfuerzo colectivo hemos seguido cosechando. Gracias a ello, los tres menores integrantes de la familia Laínez Zelaya pudimos continuar nuestros estudios hasta niveles superiores. Magdalena se encargó personalmente de costear los estudios secundarios de mi hermano mayor, y éste a su vez, hizo lo mismo con la menor de todos.

El camino no ha estado exento de obstáculo, pero el apoyo solidario entre padres, hermanos, sobrinos y primos, ha sido un factor determinante para continuar avanzando, y es sin duda, una cultura digna de resaltar y preservar. El hogar de Magdalena, por ejemplo, se convirtió por décadas, en un cuartel desde el cual se ha librado un batallar constante por la superación. En el se ha dado alojamiento y protección a por lo menos un hijo de cada uno de sus siete hermanos, cuando por fines educativos o laborales han tenido que desplazarse a hasta la capital de la república, en dónde ella afincó su hogar. A tal grado llega el compromiso y leal agradecimiento de Magdalena para con su familia, que a esta fecha, más de cuatro décadas después de su graduación, alberga en su hogar desde hace ya varios años -siempre con fines educativos-, a su sobrina Claudia, hija menor de Moisés.

Llegado el momento, entre un numeroso manjar de pretendientes conformado por  ganaderos, militares, profesionales, campesinos, y uno que otro terrateniente,  tuvo ella que elegir al hombre de su vida. Despojada de intereses económicos o de abolengos, seleccionó a un  humilde y leal compañero de trabajo con el que posó repetidamente para su mítica cámara y además, se esposó con él para siempre. Bien conocido en nuestro entorno familiar es la expresión que vertiera uno de los despechados expretendientes, al verla junto al altar, jurarle al maestro Jorge Gálvez, amor eterno y del bueno. El derrotado competidor, envidioso y frustrado se atrevió a comentar entre un círculo amplio de amigos: "mujer y media la que se lleva ese culero por esposa". Entre tanto, el triunfante caballero, ignorando la vilipendiosa frase, se limitó a cumplir sus nuevas responsabilidades hogareñas y a hacer realidad sus promesa de amor eterno.

martes, 16 de abril de 2013

El Patrón del Silencio.

Good morning everybody, saludó el patrón desde la puerta de la casa móvil que hacia las veces de bodega y oficina. Escuchándolo, los sesenta obreros que laboraban en el proyecto de construcción, con la risa y los chascarrillos cortados a medio vuelo, se hundieron abruptamente en un silencio casi material. Faltaban diez para las siete de la mañana, hora en que después de recibidas las herramientas, materiales e instrucciones diarias, esperaban con paciencia a que se les pasara lista, antes de dar inicio a la agotadora jornada laboral de doce horas. Ni llamadas telefónicas ni el menor bisbiseo eran tolerados cuando el patrón hablaba.
La violación de la estricta norma del silencio acarreaba para los infractores, caprichosas sanciones que todos detestaban, pero también acataban sin protestas valederas.

Después de dirigirles un vistazo rápido y abarcador, su mirada azul se clavó en la libreta que traía entre manos; y con voz indisputada, picoteada sólo por el canto de los pájaros, haciendo a un lado esfuerzos lingüísticos, comenzó a llamarlos y a distorsionar sus nombres:
- Entonio number one.
-Yes -se apresuró a responder Tachuela, tan chaparro y regordete, que visto de lejos, con el maquillaje que aporta la distancia, bien podría pasar por uno de los tantos niños obesos, que en el país del consumismo y el derroche, abundan como las piedras en los ríos.
-Entonio number two.
- Yes.
-Olberto Loupes.
- Yes.
-Mararo Salvadour.
- Yes-, replicó Medardo Salvador, quien gracias a la trabada lengua del patrón, pasó a ser conocido como Marero Salvatrucha.
- Enyol-
- Yes,Sir.O'm here- en perfecto acento inglés contestó Ángel, chiapaneco puro que por maestra de idioma tenía a su propia esposa, una norteamericana de origen Cherokee.
-Gasolín.
- Three -. Fue la singular, más no por ello, inusual respuesta. Era parte de las obligaciones diarias del interpelado, responder al ser llamado de su apodo,  brindando el precio razonable del galón de gasolina.
-Said it again, please. How much the gallon today? - Isistió el patrón, desatando la risa colectiva, esta vez, libre de censura y con visos de obligación laboral. -Three twenty- repitió Caserín.
- Ok, good price! , good price man! -dijo sarcásticamente el gran jefe, cerrando el paréntesis bullanguero y reanudando los llamados.
- Calos Souza- No escuchándose respuesta alguna, lanzó de nuevo su inquisidora mirada al grupo y preguntó: where's Calos?
- He is coming Sir- se adelantó a responder Ángel, señalando el portón principal por el que a toda prisa ingresaba Carlos, conduciendo un desteñido Ford Bronco.
-Well, well, one more free lunch for me and my son today- dijo sonriente el patrón y jefe, sobándose provocativamente su estómago. Era el menor de los castigos que solía estipular en su arbitraria lista de sanciones laborales. En otros casos, el trasgresor debía elegir entre: asear los cuatro apestosos retretes móviles, tomarse el día off, trabajar el día ganando un dólar menos por hora, trabajar gratis algunas horas o el día completo, o simplemente, resignarse a perder el trabajo.
Carlos acató en silencio y hasta sonriente la sanción recibida. !Que le vamos a hacer, el que manda manda!- explicaba- en mí país, piores abusos cometillan los patrones con uno, y nada se gana con revelarse, porque ellos andan bien armados y con guard'espaldas. No digamos acá, al menor aleteo te'chan la policía y te'ntegran a la migra. Yo por eso prefiero aguantar lo que sea, antes que dejar hambreando la familia de por allá.

Concluido el pase de lista, el predio recuperaba sus variadas voces, y su aparente normalidad.
Entre el golpetear de los martillo, el chirriar de las sierras y taladros eléctricos, el ronronear de los motores y el bullicio de tantas otras herramientas, las cuadrillas de obreros se entregaban al cumplimiento de sus deberes.
De todos los rumbos emergían estridentes compases de música duranguense, desgarradoras rancheras y belicosos corridos norteños. La bachata, la salsa y el ritmo punta, en desigual batalla contra las otras cadencias, disparaban también sus ráfagas contra el acre silencio matinal de Georgia. Este, sin embargo, permanecía ileso, agazapado en algún oscuro rincón, devorando lamentos, enmarañando los sueños y esperanzas de justicia

lunes, 15 de abril de 2013

No existen parejas parejas, pero si, parejas felices.

Estamos predestinados a buscar en nuestra madurez, la compañía de alguien, no solo con fines reproductivos, sino también, para enfrentar juntos los variados retos de la vida. Llegado el momento, entablamos nuestra propia alianza, y cuando la curva del placer pasa del período explosivo al estable, a veces incluso a la rutina, empezamos también a descubrir que entre parejas, no existen ensambles perfectos. Venimos cada uno de nosotros, llenos de costumbres y conceptos muy arraigados en el ceno familiar y social en que crecimos. Poseemos además, nuestra conducta muy particular, es imposible entonces tratar de encajar a los demás con cada curva, cada gusto o deseo propio. Cuando insistimos obsesivamente en acoplar por la fuerza engranajes tan variados y complejos, acabamos naturalmente desgastandolos lentamente o rompiéndolos de forma abrupta.
Solo la comprensión y el amor desinteresado actúan lubricando y preservando la comunión de las parejas. Si somos incapaces de enteder las diferencias de los demás, nos convertimos en intolerante e insoportable compañía. Desgastamos el poco tiempo disponible en señalamientos y acusaciones que provocan reacciones cada vez más violentas y frecuentes. Si persistimos en este comportamiento, cualquier relación de pareja colapsará irremediablemente.

Sin un buen suministro de comprensión, tolerancia, respeto mutuo y un justo trato a nuestra pareja, estamos condenados a vivir muchas frustraciones y soledades innecesarias.

martes, 9 de abril de 2013

Un Loco trata-miento.

No supe cómo aquel pasatiempo llegó a convertirse en su entretenimiento preferido. Se tan sólo, que en el momento menos pensado, aquella pequeña de tres años de edad, me involucraba de lleno en el serio juego de sus prácticas médicas. Me complacía incitar su innata creatividad dejándome manipular a su antojo como lo hacía con Cuasimodo, su inseparable muñeco de trapo. Pasaba así, a ser su bebito llorón y enfermizo, su paciente particular; y "Nele" -su hermanita mayor-, se transformaba en su compañera de profesión, su cómplice. Dentro de aquel drama hospitalario, más de alguna vez, entre ambas, me obligaron a ingerir aguas chirlas y pildoritas de aire. Aprendí sin embargo, a permanecer disimuladamente atento a sus primeros auxilios; no hacerlo, me había costado en cierta vez, una dolorosa punzada con un clavo que a manera de jeringa traía entre manos "La Pelona"

En ocasiones, la situación se volvía complicada y sus pociones inútiles. El enfermo parecía no responder a ningún "trata-miento". Era tiempo de ver a las pequeñas desplegando todo su ingenio médico: fuertes masajes sobre el área del corazón, paños de agua sobre la frente, faumentos de mentol y agua de florida, dulces palabras de reconfortamiento al oído y hasta velas y plegarias de sanación dirigidas a San Gabriel y al Sagrado Corazón de Jesús. Nada de nada rendía el resultado esperado, el enfermo, empeoraba y adquiría una preocupante rigidez. !Así no papi!, suplicaban al borde de la desesperación las doctoras. Pero eran vanos los ruegos y sacudidas que me propinaban para sacarme de aquel estado de fingida inercia. Llenas de impotencia por la imposible misión de despertar al despierto, las pequeñas no demoraban en caer en la frustración y el llanto. "Háganle cosquillas cipotas", compasiva y sonriente sugería Isis - la mayor entre los cuatro hermanos-, sin dejar de lado su tarea escolar. Para Javier, en cambio, aquello era un llamado de auxilio impostergable. La ocasión perfecta para practicar sus sueños de invencible superhéroe. Sin escatimar nada, se abalanzaba sobre mí, dando golpes, rugidos y gritos de combatiente oriental; decidido a terminar con mí estado comatoso. Era imposible quedarme por más tiempo inmóvil. No por ello la comedia tocaba a su fin, por el contrario, era cuando estallaba en un climax de alocada algarabía. Con movimientos robóticos, me erguía amenazante, y simulando mi regreso del más allá, iniciaba una bulluciosa persecución al rededor de cada rincón de la casa. En un segundo, las pequeñas pasaban drásticamente del llanto a la sorpresa, de la preocupación a la alegría y de la alegría al éxtasis trepidente. - !Corra Pelona que nos come el moustruo! - !Ay manita linda, ahí viene el mounstruo! - !Iiihá moustruo! Yo no te tengo miedo! -decía entre patadas y jaloneos de camisa Javier. -!Agarrenlo de los pies cipotas, vamos a botarlo! - intervenía por fin Isis. Nunca supe hasta cuánto podía prolongarse aquella algarabía. Casi siempre todo culminaba con la intervención de la vecina de la planta baja - una señora blanca y regordete-que se asomaba furiosa golpeando a nuestra puerta exigiéndonos dejar de brincar porque estábamos llenándole de polvo y sucio toda su casa. Sobrada razón tenía ella, entre las abundantes rendijas del piso de madera, se filtraban residuos sólidos de todo tipo: piedrecitas, granos de maíz, frijoles, arroz, botones, monedas, etc. Los insistentes y válidos reclamos de nuestra vecina, obligaron al propietario del inmueble a solucionar el problema de las rendijas y sus filtraciones, dándonos a nosotros un margen de libertad para continuar con aquellos alegres retozos.

Con su acostumbrada y disimulada persistencia, el tiempo pasó. Quedaron atrás los juegos y los "trata-mientos" médicos. Los dos hermanos mayores convertidos en adolescentes, dedicaban todo su esfuerzo en culminar sus bachilleratos, mientras que las expracticantes médicas, hacían otro tanto por sacar adelante su primaria. Todos se entregaban con disciplina y entusiasmo a sus labores estudiantiles y en consecuencia, frecuentemente los ví volver a casa con legítimo orgullo, mostrando diplomas de honor, premios y otros reconocimientos ganados a pulso y esfuerzo.

!Que feliz y recompensado me sentí también con sus pequeños triunfos! Con nuevas responsabilidades y preocupaciones en mente, un día de diciembre de 1999, en informal reunión con los cuatro pequeños, les hablaba sobre la manera de enfrentarse a la vida con éxito, valiéndose para ello de la educación superior. No vean esto -les decía-, como una simple forma de costearse la vida, sino más bien, como una manera de conocer más a fondo la vida misma, mientras desarrollan vuestras potencialidades, ayundándose ustedes mismos, sin olvidarse de los demás. A propósito-les increpé a quema ropa-, ¿Que pretenden llegar a ser? -Yo quiero ser doctora- se adelantó a responder "La Pelona". Sin dar lugar a nada más, fingiendo un ataque epiléptico me deje caer pesadamente sobre la cama en que estaba sentado,  toda la loca exultación adormecida y las aspiraciones de antaño se filtraron por nuestras propias e incurables rendijas; y el bullicio alegre del ayer, ésta vez, libre de temores y sensuras reconquistó sus espacios, convirtiendo a la vieja casona, en una verdadera clínica loca.

sábado, 6 de abril de 2013

Dinero bancario: la más antigüa y exitosa de las clonaciones: la riqueza de los banqueros.

Comúnmente la gente supone que el mejor negocio de los bancos consiste en captar dinero barato y colocarlo en préstamos a una tasa de interés alta que le permita cubrir su costo financiero, gastos administrativos, cuentas incobrables y un margen neto o utilidad. Esto es de por si un gran negocio, Pero lo sustancioso de las colosales ganancias que perciben los bancos resulta de la autoridad legal que poseen para crear dinero. Ningún otro negocio puede crear tanta riqueza con el simple flujo y reflujo de los ahorros que captan del público. ¿Cómo se genera está riqueza bancaria? Todo se sustenta en la certeza de saber que del total de dinero en efectivo que el público deposita en el banco, solo una pequeña parte es suficiente para atender el monto de los retiros. Basado en esto y tomando en cuenta la exigencia legal de manejar una reserva líquida o encaje legal de toda cuenta de ahorro, la diferencia queda en poder del banco para otorgar créditos, dando inicio así, a la creación del dinero bancario. Para simplificar este hecho, plantearemos un ejemplo asumiendo que el encaje legal vigente sea de 20%. Supongamos que un primer ahorrante deposita $ 1,000.00 El banco enviaría al Banco Central el encaje obligatorio (20%) $ 200.00 y podrá colocar en préstamo los restantes $ 800.00 Un segundo cliente, se presenta a tramitar un préstamo por $800.00 que al serle aprobado, el banco se lo deposita en una cuenta de cheques. Cumpliendo con el encaje legal, se envía al Banco Central, $160.00 (20% de los $ 800.) Los restantes $ 640.00 se colocan en un nuevo préstamo y siguiendo el procedimiento antes indicado, se le desembolsa abriendo una cuenta de cheques por un total de $ 640.00, se procede después a integrar el encaje legal de está cuenta y se envía $ 128.00 al Bantral ; los restantes $512.00 seguirán disponibles para continuar el ciclo, hasta que el total de los $1,000.00 captados en efectivo, estarán depositados como encaje en el Bantral y las cuentas de ahorros y cheques del banco ascenderán a $5,000.00 Por este motivo, uno de los banqueros más grandes de Brasil, al ser interrogado en cierta ocasión sobre cual es el mejor negocio del mundo respondió, un buen banco. A una segunda pregunta del periodista sobre cual sería el segundo mejor negocio, dijo que sería un banco más o menos bueno, y el tercero? Insistió el interrogante, un banco malo, concluyó el banquero. Nadie puede rebatir ésta contundente verdad, Jeferson lo vislumbró claramente, hace más de 200 años, Henry Ford lo sentenció más crudamente: "Es bueno que el pueblo no entienda el funcionamiento de nuestro sistema bancario, porqué, si esto ocurriera, creo que explotaría una revolución antes de mañana por la mañana". Sobran las opiniones de personajes célebres tildando de inmoral y peligroso al sistema bancario. Las recientes crisis bancarias acaecidas en los Estados Unidos y Europa, ratifican lo bien fundamentados que han estado estos personajes. Tras décadas de prosperidad, abundancia, especulación y multimillonarias utilidades, la banca norteamericana y europea estuvo al borde del colapso, pero su poder es tan enorme, que los gobiernos han corrido en su auxilio con miles de millones de dólares del pueblo. Y así ¿cómo no será un excelente negocio? Si en tiempos de vacas gordas las utilidades se privatizan y cuando el pasto escasea las pérdidas se socializan.

viernes, 5 de abril de 2013

Un fulgurante y hermoso escudo.

Aún con la contaminación luminosa de la ciudad, el embrujo de la luna llena nos alcanza. Ninguna de las antiguas civilizaciones permaneció indiferente ante ella; algunas, estudiaron minuciosamente sus ciclos y cómo los Mayas, basándose en estas observaciones diseñaron calendarios de impresionante exactitud.

Muchas leyendas y mitos que perviven a través de los milenios fueron creados en honor a la luna. Para los egipcios, por ejemplo, Tot era el dios de la luna, cumplía la tarea de iluminar el cielo mientras Ra, el dios del sol, viaja a iluminar el inframundo. En la mitología indú, la luna es el reino de la muerte, que es gobernado por la diosa Candra. En mesopotamia, Sin, dios de la luna es la deidad más importante junto Shamash dios del sol e Isthar, dios de Venus. En Japón, Tsuky Yomi era el dios lunar. En China, aún hoy después de cada equinoccio otoñal celebran una de las importantes fiesta folclóricas del país en honor a Chang-o, o Heng-o , quien era la esposa del guerrero I, al que los dioses le concedieron el elixir de la inmortalidad por haber derrotado a nueve de los diez soles que intentaron quemar al mundo y extinguir a los humanos. Un dia, el guerrero I, encontró que su esposa, se había bebido el elixir de la inmortalidad y la persiguió hasta la luna; la liebre lunar protegió a la mujer y desde entonces reside por allá.

Los cientificos, bardos y poetas de todos los tiempos y lugares han dedicado y seguirán dedicándole sus más profundas reflexiones ; unos para glorificar la majestuosidad de la creación, otros para descifrar sus funciones cósmicas y su interrelación con nuestro planeta. En verdad, gracias a Selene- tal como la llamaran los antigüos griegos en su rica mitología-, la tierra mantiene la relativa estabilidad cíclica en sus movimientos, sin ella de por medio, la tierra rotaría más rápida y desordenadamente; y los días -según cálculos científicos-, tendrían apenas seis horas de duración. Sin este astro como satélite, la tierra sería blanco frecuente de más meteoritos y recibiría una mayor radiación solar.

La Luna es púes, un majestuoso escudo a nuestro servicio y un punto de apoyo indispensable para la estabilidad de nuestro planeta. Gracias demos entonces, por el hermoso y enigmático regalo creado para protección y deleite de quienes habitamos este rincón del universo llamado Tierra.

martes, 2 de abril de 2013

Reflexionando El Padre Nuestro.

Por más sustanciosa y apropiada que sea una oración, por más metódico y frecuente que sea el uso que de ella hagamos, en poco o nada contribuirá a nuestro crecimiento espiritual, sin asimilar, sin sentir profundamente el significado y el propósito de su contenido. Todos en la niñez y la temprana juventud memorizamos y acostumbramos repetir más de alguna plegaria religiosa, pero convertidos en adultos, agobiados quizá por las responsabilidades personales y familiares, o entregados al deleite desbocado de los placeres que la vida nos ofrece, o tal vez imbuidos de una equivocada sensación de autonomía y autosuficiencia, relegamos en el rincón de las cosas poco útiles, al hábito de la oración. Hay, sin embargo, un número reducido de personas, que ejerciendo su sensata madurez, transforman aquel simple hábito infantil, en una disciplina de honda reflexión, llamada meditación. Invaluable herramienta ésta, que ha sido practicada por los más grandes iluminados a través de toda la historia. La misma ciencia moderna con todo y su escepticismo, la reconoce y la recomienda, por sus palpables beneficios en la salud mental, emocional y física de quienes la practican. En cada una de las principales religiones, existen guías y métodos que pueden ser ensayados para que cada quien encuentre el camino particular hacía su propia chispa divina, desprendida de la hoguera eterna, de la que todo emana y a la que todo vuelve. El gran maestro, Jesús de Nazaret, instruyó a sus discípulos sobre como acercarse a Dios mediante la oración. Díjoles:"Cuando ores,no seas como los hipócritas, que gustan orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Os aseguro que ya tienen su recompensa. Cuando tú ores, entra en tu aposento, cierra tu puerta, y ora a tu Padre que está en secreto. Y tu Padre que está en secreto, te recompensará. Y al orar, no uses vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe qué cosas necesitáis, antes que las pidáis". No conforme con lo antes dicho, el gran guía les proporcionó la oración modelo que hoy conocemos como El Padre Nuestro. Plegaria que a mi criterio y gusto personal, expresa sabia y bellamente, la esencia misma de la espiritualidad concebida por Jesús. Para sentir intensamente el significado de El Padre Nuestro, hay que degustarlo gota a gota, frase a frase, palabra a palabra. Con ese afán, no me canso de meditarlo. Siguiéndolo línea a línea, he logrado saborear uno que otro bocado de su inagotable exquisitez. Compartamos paso a paso mis humildes hallazgos. "Padre nuestro que estás en los cielos" Comienza así la oración, atándonos al resto de la humanidad por el vinculó de la hermandad. Es importante tener en cuenta el uso del plural para indicar el lugar de residencia de Padre común. Con la ayuda de la astronomía moderna se nos hará más fácil entender el porqué de ésto. Veamoslo: segundo a segundo, nuestra nave sideral llamada Tierra, pasa por un punto del universo, por el que jamás volveremos a pasar. La Tierra se mueve elípticamente al rededor del Sol a unos 108,000 kmt/h. al mismo tiempo que va girando sobre su propio eje a unos 1,667 kmt/h. La apariencia inmutable de ese cielo que vemos día a día, se debe a que nuestra maravillosa nave se desplaza armónicamente junto al resto de astro que conforman el sistema solar en que vivimos. Este, y millones de sistemas más, circulan por la Vía Láctea -su galaxia-, misma que posée también su propia ruta en el inconmensurable universo. Esos cielos infinitos siendo la morada de Dios Padre, nos hablan de su misma omnipresencia. "Santificado sea tu nombre" Para santificar algo, se requiere destinar su uso a fines sagrados. De esa manera, el nombre de Dios, debería invocarse exclusivamente para adorarle, agradecerle o solicitar su bendición y benevolencia. Pero, contrario a esto, muchas personas han incorporado en su léxico diario, expresiones, por las que, convierten a Dios en un cómplice de sus bajas pasiones. Se juran las más despiadadas venganzas poniendo a Dios de testigo, se desatan guerras en su nombre, líderes religiosos, hay que han comercializado y monetizado la fe, hasta los más crueles verdugos invocan protección divina para victimizar a inocentes. ¿Cómo, usando un vocabulario lleno de falacias, engaños, obscenidades e insultos podemos santificar el nombre de Dios? Seria como intentar limpiar un bello espejo sin limpiarnos primero la mugre y la grasa de las manos. "Venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo". Se reconoce mediante esta frase, nuestros límites humanos. Se suplica por lo tanto, ayuda de lo alto, no para complacer nuestro ego, sino para armonizar nuestros actos con la voluntad de Dios. "Danos hoy nuestro pan de cada día" Si hacemos la voluntad de Dios, nos esforzaremos para obtener el sustento propio y el de nuestra familia. Esta petición, es un llamado claro a no dejarnos llevar por el afán desenfrenado de acumular y acumular bienes materiales. "Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden" El perdón de Dios es infinito, pero la proporción que de el podemos obtener, está dado por el grado de nuestra misericordia para con los demás. "No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén" Nacemos con un cúmulo de deseos, cada uno, con un propósito o fin determinado. Nadie está exento de pasiones, pero con voluntad propia podemos encausar estos sentimientos hacia fines constructivos. Todo aquel que logra un equilibrio en su forma de ser, aprende a vivir plenamente, adquiere madurez y un cierto grado de sabiduría. Y al no caer en la arrogancia, sabe reconocer que la verdad absoluta y el poder eterno, es solo potestad de Nuestro Padre Celestial.