Ojos preñados de sobresalto,
endebles brazos de prematuros aleteos luchando contra lo inexplicable.
Rueda y cruje la osamenta del tiempo.
Llora y llora el niño ancianizado.
!Qué serio juego es la vida para el niño empobrecido!
Y en febril faena,
los eficientes moldes
destructores de esperanzas,
perpetúan la cosecha
de nuevas y antigüas cadenas.