jueves, 17 de agosto de 2023

En tus manos.


M. A. L. Z.

Señor, nos has dado la vida,  que quizá sea para ti, lo más preciado. ¿Seremos acaso, mi Dios, una minúscula celula de tu propio e infinito organismo? Ha de ser así,  para que igual que en nuestro humilde microcosmo, pueda darse la constante y eterna renovación de vida y muerte. ¿Muerte, dije? Sí, ese vago concepto humano con el que nos referimos al acabose de algo. Más, en tu sabiduría, para nosotros inaprensible, existe tan sólo, el eterno circular, transformador y regenerador, de movimientos ascendentes y descendentes, fuerzas de atracción y repulsión, con las que gobiernas tu creación.  Nada se agota, nada se extingue. La muerte no existe. Solo existe el cambio incesante de la realidad en que nadamos eternamente. 
En tus manos está,  señor, el prolongarnos las alegrías concientes de este mundo, o trasladarnos a otras estancias donde te seríamos más útiles. 

En tus manos estamos,  señor.