miércoles, 27 de abril de 2022

Un Óscar por la amistad.

 Un Óscar por la amistad.

Carta a un amigo medio resentido con los medio amigos de este medio.

(Vigente desde hace 8 años)

M. A. L. Z.

Es tan desagradable enterarse  -al menos para eso es útil este medio-,  cuánto abunda la falsedad entre los que suponen amigos, limítese este sustantivo a su antigua acepción. Estoy convencido que estas redes sociales son filtros efectivos para depurar el concepto de amistad, término que hemos aplicando tradicionalmente a todos cuanto hemos tenido la oportunidad de contactar personalmente.  Siendo sincero, creo que gracias a esta nueva forma de comunicación, mi lista de amigos ha ido en descenso, no porque haya perdido a alguien que en verdad lo fuera, sino, porque he aprendido a  afinar mi criterio a la hora de calificar a cada quien. Más de algún  serio aprieto hay que pasar para ampliar o reducir esa lista de amistad, que conste, hablo de la página interior que cada quien guarda en su mente, no de la fría cifra acumulada en estas redes. 


Creo, que conviene  tomar a fb y otras redes sociales, por lo que son,  diarios populares acéfalos, en los que cada quien se convierte en reportero, columnista, editorialista, fotógrafo y director de sus caprichosas publicaciones. No podemos por tal motivo, ser tan exigentes con la calidad y la sustancia de un medio de esta naturaleza. 


Habrán, no lo dudo, personas que casi nunca examinarán  artículos de fondo, repasarán tan solo los titulares. 

Cuántos complejos de inferioridad o de superioridad afloran en estos medios, cuánta ignorancia  (ilustrada y sin lustre) circula disfrazada de verdad. 


Como en un periódico, muchas personas buscarán las notas deportivas, otros se conformarán con la sensualidad de los escotes.  No faltarán los acosadores religiosos atizando el miedo, regalando bendiciones que no están a su alcance, repitiendo amén a cada piropo moral. Cómo olvidar el vulgar choque de las distintas opiniones  políticas: chavos chavistas, chivos chauvinistas, ricachones socialistas, esclavizados capitalistas. De aquí y de allá lloverán las curuncas: los bronceados naturales con su inglés medio masticado defendiendo a morir al que lo muere. En profunda y prolongada siesta, hipnotizados por la tecnología de punta y el lustre de lujosos vehículos,  aspiran o lucen como máxima realización, un six pack en su abdomen o los engaños del cilicón (lo más grande que cabe en un cerebro chico es un tracero grande) .  Y sin ocaso llega también el acoso de los profetas de la verdad,  los que se sienten con el derecho pleno de coaccionar al que no piensa ni repite sus exclusivas manifestaciones.  Por anticipado te excomulgan de entre los seres pensantes por no compartir el fruto único de su genial producción. Con estos no compito, me declaro incompetente, son especialmente inalcanzables, tienen amurallado y resguardado su Olimpo particular. Pero estoy en paz conmigo mismo, no estoy hecho para empavonar vanidades propias ni ajenas. Mis elogios y mis críticas no se cotizan en la bolsa. Entiendo que produzco y publico muchas cosas que no calzan con el exigente gusto de muchos, pero libres de tarifas y viñetas impuestas, seguirán teniendo mis palabras; la nota, el color y la frecuencia que mi variante ánimo les imponga. Si con ello logro apuntalar una respetuosa y sana relación, me congratulo, lo disfruto y lo aprecio.  Si por el contrario,  alguien se incomoda, se distancia o se cierra a mi trato, lo acepto complacido, me ayuda a concentrarme en quien valora lo que soy, más que a lo que tengo y lo que no tengo.