M. A. L. Z.
No insistas, que ni tus colores ni tus tallas me satisfacen. La estilizada y severa cárcel de tus modas y modales no calzan con la saludable holgura de mi yo.
Si alguna vez te has sentido por mí derrotado, rectifica por favor; que en ninguna competencia hallarás inscrito mí nombre y a nadie pretendo igualar, mucho menos vencer. Mis más arduas batallas las libro, casi siempre en desventaja, contra mí mismo.
Al ritmo de mis antojos me muevo o reposo. Ningún molde, flexible o rígido, me atenaza. Habitante soy de un mundo propio que se dilata y achica entre la libertad y las restricciones, construido con veleidades y persistencias, con rebeldías y sumisiones, con muchos errores y pocos aciertos.