(M. A. L. Z.)
Mientras se desgrana la nube, seguirán lloviendo mis palabras.
Con su abrazo, en cardos o frutos, germinarán las semillas de cada corazón.
Guarecerse podrán las criaturas bajo el ala de un techo o despercudirse las tristezas retozando libres en la pradera.
Lloverá, lloveré;
algunas veces con arrullante suavidad, otras,
con tormentoso reclamo.