viernes, 30 de septiembre de 2016

Excretas inferiores, no bastan para algunos.


(Para Trump y otros trompudos)

Nunca he visto con buenos ojos el ridículo empeño de ciertas personas por hacer de los sanitarios públicos, su diario clandestino. Aprendí desde pequeño a manifestar mis puntos de vista abierta y públicamente. En mi medio siglo y centavos más de vida, me siento satisfecho de no haber caído en esa pestilente tentación. Hoy, sin embargo, recuperé de un lugar de estos, la imagen que les traslado a sus muros y al mío, es casi como haber infringido la norma y compartir la bajeza que condeno. No solo capturé la presente imagen -bien podría montar una rara y llamativa exposición-, por restricciones técnicas no puedo adjunrarles las otras.  Tomé la controvertida decisión, para evidenciar ante ustedes, como por esta sucia práctica,  quizá estemos logrando un beneficio de sanidad social.

 Sabemos bien que muchos de nuestros actos se mueven subconcientemente, como fieles espejos, emulamos a quien vemos bostezar, sonreimos si nos sonrien, nos conmueve por igual, la mueca de dolor o rabia que observamos dibujada en el rostro de otros. Cuando vemos una riña, aún si fuese en video, nos involucramos tanta en la trama, que tensamos nuestros músculos, diagramamos mentalmente las acciones del contendiente de nuestro agrado, callendo a veces, en la reproducción física de estos pensamientos. Los actos reflejos funcionan así, cumplen una misión, tienen razón de ser, sin ellos, estaríamos obligados a pensar y planificar hasta el más mínimo de nuestros actos, sin lograr igualar la eficiencia de nuestros controles automatizados. Los escritos y dibujos -mayormente obsenos y ofensivos-, como el del racista que escribió el que hoy les comparto, surgen asociados con el instinto natural del cuerpo, por expulsar de su interior los desechos peligrosos que producimos mediante la digestión. Curiosamente, a ciertos individuos su orificio inferior les resulta tan poco eficiente para la suciedad que cargan -con "r" y sin ella-, que tienen necesidad de bomitar el resto en las paredes. De este tipo de agresores nos libramos de hacer las veces de  muros directos para sus cobardes podredumbres. No obstante, hay otros alienados que aspirando al poder político o ejerciendo un rol de autoridad pública, se dejan llevar de sus irracionales  bajezas y descargan verbal y físicamente contra los más débiles,  su carga nauseabunda.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Felicidades Colombia

Porque la paz no se conquista con guerras.

Porque no se defiende la vida sembrando la muerte.

Porque la violencia es una industria que sólo reditúa sucias utilidades a los fabricantes de armas.

Porque entre hermanos, no faltarán  motivos para confrontarnos, pero sobrarán siempre,  razones para el perdón y la reconciliación.

Adelante Colombia, la paz es el camino