viernes, 20 de marzo de 2020

Mi credulidad.


M. A. L. Z

Los títulos demuestran y certifican estudios y posesiones, pero solo las actuaciones revelan la educación de que dispone o adolece cada individuo

Se estudia, no para saberlo todo, sino, para ignorar menos.

No se estudia para creer menos o creer más, sino, para conocer mejor en qué creer.

No me fío de quienes se declaran creyentes ciegos de algo ni de quienes proclaman su incredulidad en todo.

Don Juan.


M.A. L. Z

Cada vez que veo esculturas hermosamente elaboradas, me siento un tanto minusválido; y es que, automáticamente me invade el recuerdo del infructuoso esfuerzo y tiempo que destiné, cuando tenía unos 13 años de vida, intentando convertir un pequeño trozo de madera, en el busto de un héroe nacional al que admiro. Claro, no tenía ni tengo aún, formación alguna como escultor; la madera era, quizá, la menos indicada y la única herramienta que me auxiliaba era el desafilado cuchillo que "Mama Lila" usaba a diario en la cocina. Como fruto de todo aquello, le di forma a un rostro inexpresivo y de facciones desproporcionadas, en nada parecido al personaje que deseaba moldear. Lo llamé simplemente  don Juan, un señor al que conocí un día domingo en la plaza pública,  tan quijadón como mi escultura.