sábado, 18 de mayo de 2013

¡Levántate, se hace tarde¡

-Así como nadie es esclavo, sino esclavizado, tampoco nadie es pobre, sino más bien, empobrecido. La esclavitud y la pobreza son por lo general, productos genuinamente humanos. A mis sesenta años de vida, la madre naturaleza me ha dicho hasta el cansancio que esto es un grave error. Los únicos animales pobres y esclavos que he conocido, son los que el hombre ha desnaturalizado, encerrándolos en jaulas, llevándolos a zoológicos o exhibiéndolos en circos. Cosa sencilla es llegar a esta conclusión, desafortunadamente a pesar de su sencillez, es un paso que muchos se resisten a dar, y al evitarlo, quienes se encuentran del lado ventajoso, se adentran irremediablemente más y más en la ruta equivocada de la ambición cegadora y de la insensibilidad que encostra el alma. Del lado victimizado, emerge no sólo, la voz de alguno que otro lúcido redentor -candidato seguro al martirio-, hay también -tristemente más de lo que debería-, voces amedrentadas que no dudan en esgrimir razones divinas, fatalidades contra las que cabe tan sólo la resignación perpetua. Sin las luces de un pequeño discernimiento, el oprimido se convierte en dócil mascota de su opresor. Besa agradecido la sucia mano que le domestica, hoy con migajas, mañana con la pavorosa mordida del hambre o el tormento. Sólo cuando la humanidad se responsabilice por sus acciones erróneas podrá enmendar su rumbo y asegurar su permanencia cómo especie, lo que incluye, una convivencia respetuosa, armónica y cooperante entre sí y con su medio ambiente. El día que alcancemos esta madurez, sin desconfianzas ni temores, desaparecerán las fronteras, los ejércitos y los arsenales bélicos; florecerá la ciencia, cada persona será un soldado en la guerra contra la ignorancia. La ilimitada riqueza personal-fuente de injusticias y conflictos -, cederá paso a la convivencia pacífica y al progreso continuo.
-Maestro, ¿cuándo cree usted que los humanos alcanzaremos ese grado de madurez?
-La naturaleza, hermano, no da saltos, pero con voluntad y sabios propósitos podemos levantarnos y adelantar esta soñada etapa..... -¡toc, toc, toc¡, ¡Pedro levántate¡ ya es tarde hijo, vas a llegar tarde al trabajo¡

viernes, 17 de mayo de 2013

Imágenes sobrepuestas.

Parado a orillas del recodo que formaba la corriente al rebotar contra dos grandes peñascos, con el agua a la altura de los tobillos y la toalla anudada en torno a su cintura; examinaba su fisonomía de matices griegos, muy bien conservada para los cincuenta años que llevaba encima. Su esbelta estampa, los caprichos de la luz y el vacilante reverberar del agua, se confabularon para trazar de él en la inestable superficie, una distorsionada imagen de ave zancuda mitológica. Buscando en el fondo plateado, encontró para su sorpresa un doble juego de imágenes. Confundido, limpio el pequeño espejo con la toalla, reintentó la búsqueda, y las imágenes gemelas lo saludaron con nostalgia desde el cristal. Frotándose con palma y dedos, recorrió cada ángulo de su rostro: la comisura de sus labios, la proporción de su nariz y hasta las ondulaciones de su cabellera, exenta aún de canas. Se dio por satisfecho, no solo con la depilación practicada, sino también, con la afirmación que el recuerdo de su extinto padre le musitó desde el fondo argentado. Lanzó una patada súbita y retiró sus pies del agua para escapar del insistente mordisqueo de los pececillos, que, habiendo desvastado la superficie insensible de sus cayos, hincaban sus mandíbulas más allá de la epidermis. Desmontó después, la vieja afeitadora de metal. Lavó y secó hoja y máquina, antes de guardarlas en una bolsa impermeable junto a las tijeras y el espejo. Previendo daños corrosivos a los utensilios metálicos, decidió colocar en otra bolsa similar, el húmedo paste de fibra natural, la brocha espumadora, y el manojo de frescos recuerdos que continuaban revoloteándole en su cabeza.