lunes, 5 de julio de 2021

Un blanco Inevitable.

M. A. L. Z.)

Las oigo caer tozuda y rudamente.


A veces, la carne viva amortigua su impacto y ahoga su voz. Otras, el hueso reciente y responde con su calcáreo lamentó.

Crecerá el asedio, lo sé. Y saberlo me libra del dolor acentuado por la sorpresa, amargo obsequio de los traidores.

Mientras piedra a piedra, golpe a golpe continúa el conteo, seguiré adelante.

No habré de ocultar la doble diana que porto sobre mi frente y a la altura exacta de mi corazón.


Lanzad, pues, cobardes, la primera, la segunda, la tercera y la ultimadora piedra, hasta que cruja y se quiebre el mismo fiel de la balanza.